El fitness se viene posicionando como moda social desde hace tiempo, y por ende la información es abundante. La búsqueda de la figura soñada está ligada a un sin fín de teorías basadas en conceptos muy diferentes entre sí y dudosamente factibles. Por eso siempre es conveniente guiarse por los conocimiento de un profesional en el ámbito.
Los profesionales de la actividad física y la nutrición recomiendan no guiarse por las miles de incógnitas que aparecen en páginas de Internet sin respaldo profesional o que son diariamente publicadas por los "gurus" del fitness en la redes sociales.
A continuación, te mostramos los mitos más frecuentes para los principiantes en el ejercicio:
En la rutina conviene empezar con aeróbico: esto varía segun el objetivo. Si el entrenamiento cardiovascular se toma como un medio para mejorar el estado aeróbico, se recomienda hacerlo al inicio, para adquirir la mayor energía.Pero, si el objetivo es atacar las grasas, se recomienda hacerlo después de un trabajo de fuerza, ya que durante este quemamos el glucógeno, el azúcar en sangre y al proseguir con actividad de cardio, la quema de grasas se intensifica.
La fórmula para definir es hacer más repeticiones con menos peso: las repeticiones favorecen la dureza o el tono muscular, pero la definición la va a dar la quita de grasa. Por ende, realizar más repeticiones con menor peso no asegura que se vaya a definir los músculos.
Si el entrenamiento no duele, no funciona: cuando se ejercita regurarmente aparece la adaptación muscular , se puede entrenar de correctamente sin sentir dolor muscular. El dolor depende de la tolerancia del ácido láctico y de la adaptación que ya tengas al entrenamiento.
No estirar después de entrenar: una vez terminada la rutina son fundamentales los estiramientos para bajar las pulsaciones, generar una mejora en la resistencia de la flexibilidad, y recuperar el tono muscular y evitar lesiones después de un trabajo de fuerza.
A más días y horas de práctica, mayores serán los resultados: la cantidad de entrenamiento, de horas o de sesiones va a depender del objetivo y de la capacidad de trabajando. Las personas tienen capacidades distintas y por ende necesitan tiempos de recuperación diferentes. El exceso de entrenamiento atenta contra los resultados e incrementa el riesgo a padecer lesiones o fatiga.
Es más efectivo hacer ejercicio en la mañana: esto dependerá del biorritmo particular de cada persona. Hay personas que son más predispuestas a efectuar cualquier tipo de actividad, no solo física sino también cognitiva, a la mañana y otros en cambio, a la noche.
Entrenar por la noche perjudica al sueño: en este punto también entra en juego el biorritmo. Entrenar incrementa las pulsaciones y activa el sistema nervioso generando una excitación. Pero también produce un lógico cansancio, que se refleja más tarde en la relajación. Todo dependerá de las costumbres personales. La excitación para el que entrena frecuentemente por la noche no será tan elevada. Tal es así que incluso este hábito acompañado de una buena alimentación puede recuperar un sueño más profundo.
Hacer ejercicios en ayunas: la realidad es que no aporta ningún beneficio. Su efectividad está comprobada en casos muy particulares, personas que trabajan a nivel muy profesional, como en el físicoculturismo. "Pero es ‘cero’ recomendable para la gente convencional, ya que peligra una hipoglucemia (no tener azúcar en sangre).
Alimentarse antes/después de entrenar: Los dos son importantes. Comer antes para tener la energía necesaria y post-entrenamiento para recuperar lo que desgastamos. Si el entrenamiento es aeróbico y lo que se pretende es quemar el sistema debe consistir en una comida completa con proteina, carbohidratos y fribra previo a la actividad, y volver a recuperar las proteínas musculares -esta vez sin carbohidratos- para seguir atacando las grasas después de los ejercicios. En cambio, en los entrenamientos de fuerza será necesaria una buena dosis de carbohidratos y proteínas tanto antes como luego de entrenar para generar la hipertrofia o tono muscular.
Cuanto más se suda, más se adelgaza: el sudor también está ligado a una cuestión termostática del cuerpo, cuando este tiende a generar una homeostasis para hacer un equilibrio de la temperatura externa, donde se traspira pero no se trabaja sobre la grasa.
Llegada cierta edad ya no se debe ejercitar: no hay un límite para el entrenamiento. Por el contrario, con el correr de los años se necesita cada vez más porque se van perdiendo las capacidades físicas y exigirlas a través de del ejercicio físico evitará problemas posteriores, como las osteoporosis. La clave está en elegir la actividad adecuada para cada caso.
Es necesario consumir suplementos proteicos: el suplemento acompaña. Pero no reemplaza al factor más importante, que es la dieta. Siendo esta última adecuada, los suplementos no son necesarios. ¿En qué casos convienen? Cuando se entrena la cantidad correcta y se sigue la dieta requerida, pero los resultados demuestran que la rutina no alcanza, es recién cuando los suplementos surgen como opción.
Los carbohidratos aumentan de peso: los carbohidratos no engordan. Como cualquier otro tipo de alimento, la clave está en que las porciones san adecuadas a los requerimientos físicos de cada persona en particular.
Hacer muchos abdominales para reducir la grasa del vientre: Para disminuir la barriga hay que variar poner principal atención en los alimentos de nuestra dieta, asesorarse con una especialista en nutrición, y después vendrán las tareas aeróbicas y continuas, de intensidad moderada. Cuando el exceso de grasa de la zona bajó, comienza la etapa para trabajar los músculos con abdominales. En cambio, realizar abdominales antes que aeróbico cuando hay una acumulación de grasa en el tejido subcutáneo solo aumentará el volumen.