Ansiedades, angustias, insomnio, nerviosismo o introversión, gran parte de la población argentina padeció en algún momento cualquiera de estos estados. La gran mayoría busca apaciguarlos con algún psciofármaco, o como suele decirse con una "pastillita" a la que el común de los individuos le atribuye propiedades mágicas.

 

Localmente, la idea de tomar un comprimido para paliar tal o cual emoción o bien sobrellevar o enfrentar una situación determinada se convirtió en algo tan común como tomar una simple aspirina. Es así que hoy 2 de cada 10 individuos consumen algún tipo de psicofármacos de forma regular, según indica el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos (Safyb). 

 

 

A partir de los 30 años comienza el crecimiento del consumo, muchas veces por la recomendación de conocidos que también recurre a "tal o cual" pastilla para hacer "desaparecer" alguna emoción o síntomas. En estas etapas tempranas, la mayoría adquieren esta sustancia por intermedio de algún mayor que se encuentramedicado o bien por un amigo que tiene acceso a ellas.

 

LOS PSICOFÁRMACOS SE CLASIFICAN EN:

Neurolépticos o antipsicóticos.

Ansiolíticos y sedantes.

Antidepresivos.

Antirrecurrenciales o estabilizadores del estado de ánimo.

 

De este grupo, las más comunes son las benzodiazepinas e hipnóticos que se usan en exceso para conciliar el sueño. Este tipo de medicación aumentó sus ventas un 53% entre 2007 y 2016, indican desde Safyb. "En total se vendieron 42 millones decomprimidos, casi uno por habitante". Por su parte, el consumo de antidepresivos creció un 105%  en los últimos 10 años.

 

 

"Algunos estudios han determinado que las mujeres y los adultos mayores son los grupos poblacionales que registran un mayor consumo de psicofármacos y potenciadores del sueño. El alto índice de automedicación, las responsabilidades que el Estado abandona y las exigencias que el sistema impone al trabajo del médico, son algunos de los factores que influyen en las elevadas tasas de consumo de fármacos", explica el doctor Antonio Di Nanno, médico psiquiatra, Secretario de Actas de la Federación Médica Gremial de la Capital Federal (FEMECA) y Secretario del Interior de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP)

 

Es así que, en el 2016 se prescribieron 96 millones de recetas y se dispensaron 120 millones de cajas de 30 comprimidos, unas 3.600 millones de psicofármacos. Según consigna la Confederación Farmacéutica Argentina (Cofa), los psicofármacosrepresentaron en el 2016 el 15.02% del mercado total del medicamentos.

 

"En la Argentina el consumo de psicofármacos es altísimo, y junto con Francia lideran las estadísticas de consumo per cápita a nivel mundial. Y lo más grave aún es que en la mayoría de los casos se consume por automedicación a pesar de que se requiere receta para comprarlo, lo que demuestra que hay fallas en los sistemas de control por parte del Estado", indica Di Nanno.

 

Los últimos datos indican que en la Argentina en el primer cuatrimestre de 2017 se consumieron $ 983,5 de medicamentos per cápita, según un informe de QuintilesIMS en conjunto con la Sociedad Argentina de marketing Farmacéutico (SAMF), siendo el Gran Buenos Aires donde se concentra el mayor porcentaje, un 24 por ciento.

 

Los argentinos toman 10 millones de pastillas por día. Afirman que el consumo se duplicó en la última década y que el 20% de las pastillas se compran ilegalmente. No es casual que en los períodos de crisis se observaron las mayores ingestas, según coinciden varios especialistas.

 

Además, el consumo de este tipo de medicamentos no hace distinción entre clases sociales, aunque los mayores picos se dan en personas de entre 30 y 50 años de clase media.