Puede parecer insensible preocuparse por la vida sexual en medio de una pandemia. Pero si el aislamiento nos ha enseñado algo hasta ahora es que es completamente posible estar en un estado de pánico constante por la seguridad de nuestros seres queridos y al mismo tiempo sentirnos furiosos por la pérdida de cosas más frívolas como la libertad de ir a una cita.
Las esperanzas de que la vida sexual de los argentinos se restablezca se desvanecieron cuando el presidente Alberto Fernández anunció una nueva extensión de la cuarentena -más estricta- del 1 de julio hasta el 17 de julio, inclusive. Nuestro país ya lleva más de 100 días de cuarentena, una de las más extensas del mundo incluso por encima de las que aplicaron Italia, España y la provincia china de Wuhan.
En abril, el gobierno argentino recomendó el sexo virtual en medio del aislamiento obligatorio. La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, y el subsecretario de Estrategias Sanitarias, Alejandro Costa, convocaron al médico infectólogo José Barletta, que difundió recomendaciones para evitar la propagación del coronavirus a través de la vía sexual: apelar a las videollamadas, el sexo virtual y el sexting y recomendó específicamente lavarse las manos después de la masturbación y desinfectar teclados, pantallas y juguetes sexuales una vez concluido el acto.
Sin embargo, según una encuesta anónima sobre sexualidad y cuarentena difundida por la fundación AHF Argentina (AIDS Healthcare Foundation) dedicada a la prevención y tratamiento del VIH, cuatro de cada diez argentinos vulneró la cuarentena impuesta por el coronavirus para tener sexo.
“La sexualidad es un impulso vital, es una necesidad y una función bio-psico-espiritual y social de las personas. Transgredir la cuarentena para tener sexo se vuelve la válvula de escape frente a la angustia. Representa la reafirmación de la libertad sobre un área muy esencial del ser humano. Puesto en palabras se podría expresar como: ‘Aún soy dueño de mi propia vida’”, expresó en diálogo con este medio la doctora Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico.
De los 647 consultados, el 43% rompió la cuarentena para tener sexo, indicó el estudio. De este grupo, el 51% fueron mujeres de entre 20 y 39 años. Los transgresores corresponden al universo de personas que no conviven con pareja. En tanto, 34% manifestó no haber tenido relaciones sexuales durante el aislamiento.El sondeo fue realizado entre fines de mayo y mediados de junio, con un margen de error de 5%.
Según AHF Argentina, el dato relevante es que más de la mitad de quienes rompieron la cuarentena para tener sexo (el 56%) no usó siempre preservativos. “Su uso es la manera más efectiva para prevenir el VIH, las ITS y los embarazos no planificados y estos datos nos hacen temer un aumento de las infecciones poscuarentena”, advirtió Natalia Haag, directora Nacional de Prevención y Testeo de AHF Argentina.
Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, “si bien las prácticas sexuales virtuales fueron una opción durante las primeras semanas, la necesidad de sentir la piel del otro es más fuerte y determina la decisión de volver a verse”. “Primero fueron los más jóvenes, quienes con el consentimiento de sus padres acordaron breves convivencias en sus hogares con la finalidad de ayudar al reencuentro; luego se extendió a los adultos quienes comenzaron a alternar visitas o quedarse en la casa de su pareja”, expresó consultado por Infobae el experto.
El hecho de que las personas estén rompiendo el encierro por sexo puede sorprender a los legisladores, pero no sorprende en absoluto a los sexólogos, quienes dicen que las restricciones impuestas a las personas durante la pandemia contrarrestan las necesidades humanas básicas, y el deseo de contacto físico es solo uno de ellos.
Se dice que “el deseo mueve montañas”; con la extensión de la cuarentena se puede agregar que vence al miedo y rompe las reglas. “No solo el deseo empuja la decisión de romper la cuarentena, también la monotonía y la angustia que provoca el aislamiento, sin desmerecer la cuota de riesgo por el miedo al contagio o por la transgresión a la normativa general de quedarse en casa. Si bien los médicos recomendamos el uso de medidas de prevención y prácticas sexuales más seguras como la masturbación, la realidad nos dice que el poder del deseo y de los cuerpos es más fuerte”, advirtió Ghedin.
Pero las reglas son reglas por una razón. La Organización Mundial de la Salud sostiene que las personas deben evitar el contacto con las personas fuera de su hogar para protegerse y proteger a otros de COVID-19. En cuanto a tener relaciones sexuales, no será sorprendente que cualquier forma de intimidad física (besos, relaciones sexuales, sexo oral) pueda transmitir el virus. Por eso, un informe reciente de Harvard declaró que el tipo de sexo más seguro que puedes tener durante esta pandemia es no tener sexo en absoluto.
“Son muchísimo días de aislamiento. A la gente que está sola le cuesta muchísimo sostenerlo. Al ser una enfermedad de contagio estrecho se va a dificultar muchísimo que acá se den regulaciones que permitan los encuentros, más aún en este momento que si bien las personas están tan cansadas, el virus se expande rápidamente. Es muy difícil que podamos seguir sin contacto social pero al mismo tiempo es el peor momento para tenerlo. Desde el gobierno debería haber alguna sugerencia para disminuir esta probabilidad de contactos”, sostuvo en diálogo con este medio Florencia Salort, médica ginecóloga, sexóloga y coordinadora de Extensión Universitaria del servicio de Ginecología del Instituto Universitario del Hospital Italiano.