Practicar actividad física es algo obligatorio para dejar atrás el sedentarismo y, como consecuencia, mantener una buena salud física y reducir la aparición de algunas enfermedades. Sin embargo, muchas personas no saben qué actividad realizar, o no les gusta el deporte y, por esa falta de motivación, terminan sin practicarlo y perjudicando a su salud.

El sendentarismo es muy común en todo el mundo y puede llegar a ser muy perjudicial para la persona. En esos casos, una solución muy beneficiosa es caminar, ya que se trata de una actividad sencilla que todo el mundo puede realizar y que, practicada a diario, puede resultar efectiva.

De este modo, las personas pueden practicar ejercicio físico si se proponen caminar: puedes ir caminando a los sitios o subir por las escaleras en vez de por el ascensor, entre otros ejemplos.

¿Cuántos pasos hay que andar cada día?

Pese a ello, para estar sano caminando hay que llegar a un mínimo de pasos diarios, pues alcanzar el objetivo es obligatorio para reducir el riesgo de enfermedades crónicas.

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que para disfrutar de una buena salud y reducir el riesgo de sufrir enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia y la obesidad es necesario caminar unos 10.000 pasos al día, lo que viene siendo unos 7 kilómetros de distancia.

Sin embargo, un estudio reciente ha descubierto que con menos pasos ya se cumpliría el mínimo para mantenerse saludable.

Tal y como publican los expertos en la revista Nature Medicine, dar 8.200 pasos por día, lo que suponen unos 6,4 kilómetros, aumentaría la protección y reduciría el riesgo de obesidad, apnea del sueño, enfermedad por reflujo gastroesofágico y el trastorno depresivo mayor en adultos con un peso normal.

La misma investigación ha sugerido que los adultos que padecen sobrepeso podrían reducir en un 64% sus probabilidades de volverse obesos al agregar 2.400 pasos adicionales, es decir, al realizar 11.000 pasos al día.

¿Por qué son beneficiosos 8.200 pasos?

Para obtener estas conclusiones, los expertos analizaron a unos 6.000 participantes de entre 41 y 67 años de edad durante un promedio de 4 años.

A todos ellos les proporcionaron un rastreador de actividad portátil para contar y aumentar la cantidad y la intensidad de los pasos que se dan a diario. De este modo, los investigadores descubrieron que el aparato podía ayudar a reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas comunes, como son la diabetes, la hipertensión, la obesidad y la apnea del sueño.

En ese caso, los investigadores aseguran que la integración de datos de rastreadores de actividad portátiles comerciales y monitores de salud en el registro de salud electrónico (EHR, por sus siglas en inglés) podría ser valiosa para los médicos, ya que podrían usarla para adaptar la actividad física a las características clínicas y los perfiles de riesgo de los pacientes.

Aunque todavía son necesarios más estudios aplicados a una población más diversa y representativa, el presente estudio señalan que es un paso adelante para que los médicos puedan realizar prescripciones de actividad personalizadas a sus pacientes.