Cuando hablamos de sexo, lo primero que tenemos que entender es que sexo no es igual a genitales, y que en la medida en que todos somos sujetos sexuados, son nuestra biografía, historia, relaciones, cultura y sociedad las que determinan en alguna medida la forma en que vivimos la sexualidad. En este sentido, en la sexología se considera que en realidad no existen patologías relacionadas al sexo,sino dificultades comunes que pueden surgir en algún momento.
Estas dificultades pueden tener que ver con la excitación, el deseo, el orgasmo, o incluso con el dolor relacionado con algún aspecto físico. Entre los factores que condicionan e influyen en los encuentros entre dos personas, uno de los problemas más comunes es la falta de comunicación, por lo que se vuelve necesario dejar de lado las normas impuestas y construir en pareja un diálogo propio.
- Falta de lubricación. Este problema puede generar mucho malestar en quienes lo padecen e incluso en sus parejas. Lo bueno es que tiene solución. Además de los clásicos geles para mejorar la calidad de la mucosa vaginal, existe un tratamiento médico láser de CO2 fraccionado, que permite estimular la formación de colágeno, mejorar la lubricación y estimular la reparación de los tejidos. Las aplicaciones se realizan una vez por mes y en general se hacen en tres sesiones en consultorio. No generan dolor, no presentan complicaciones y no interrumpen la rutina.
- Dolor en la zona genital durante las relaciones sexuales. Es el caso de muchas mujeres que fueron madres, a las que los puntos realizados en el parto se les sueltan antes de completar la cicatrización, cambiando la anatomía de la vulva y generando dificultad para lograr orgasmos. Es un problema que también se puede resolver con láser, realizando una intervención a la medida de cada mujer.
No obstante, aunque muchas veces se resuelven las patologías físicas o genitales, no ocurre una verdadera mejora en la respuesta sexual. Por eso hay que entender que los genitales sienten, al igual que otras zonas erógenas del cuerpo, pero que en realidad es el cerebro el que le da sentido a las sensaciones. De ahí que sea tan importante la capacidad de sentir físicamente el estímulo placentero como de decodificarlo como tal. El paso a seguir entonces, es demostrarle al cerebro que la sensación que nos va a generar el encuentro es positiva, conversando todo lo que haga falta y dedicándole tiempo a la pareja y a las actividades de a dos.
Fuente: La Nación (Experta consultada: Dra. Sofía Femopase -MN 156072- Ginecóloga y especialista en Sexología)