La ansiedad en las personas adultas mayores podría ser un síntoma temprano del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, según sugiere una investigación publicada en la revista American Journal of Psychiatry.
El estudio se basa en los datos clínicos de unos 270 pacientes mayores a 60 años del hospital Brigham and Women’s, afiliado a la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard (EE.UU.), y que fueron recopilados en el transcurso de cinco años.
Los investigadores realizaron análisis mediante tomografía por emisión de positrones (PET) y observaron que a mayor acumulación de proteínas asociadas con la afección en el cerebro, los pacientes se vuelven más ansiosos.
Si bien en estudios anteriores ya se había observado un vínculo entre la depresión y la etapa temprana de la enfermedad, cuando la salud mental de los pacientes aún no se ha visto afectada, la nueva investigación apunta a la ansiedad como el indicio más directo de la afección.
El deterioro neuronal de los pacientes con enfermedad de Alzheimer se debe a las placas seniles, que constituyen depósitos extracelulares de moléculas de beta-amiloide. Estas placas se adhieren a las neuronas y bloquean las señales del cerebro.
Los síntomas característicos de este proceso incluyen la pérdida de memoria y el deterioro de las funciones cognitivas, además de cambios de humor y en la personalidad, que se observan en un grado avanzado de la enfermedad.
Sin embargo, la acumulación de beta-amiloides comienza mucho tiempo antes de que los síntomas lleguen a manifestarse, razón por la que el nuevo estudio podría constituir un valioso aporte para aprender a detectar la afección con antelación.
Las próximas investigaciones que contemplen la ansiedad como un indicio temprano “serán importantes no solo para identificar a las personas en una etapa temprana de la enfermedad”, sino también “para tratarla y, posiblemente, desacelerarla o prevenirla en fase temprana”, explica la doctora Nancy Donovan, psiquiatra geriátrica y coautora del estudio.