En febrero de 2015, el papa Francisco fue muy claro respecto a las peleas o conflictos conyugales: “En un matrimonio el rencor es una cosa fea”. Y recomendó nunca terminar el día "sin hacer las paces". Y sus palabras resultaron relevancia más allá de los valores católicos. Un grupo de neurocientíficos avaló estas palabras al encontrar evidencia que respalda la idea de que las memorias emotivas negativas son más difíciles de revertir después de una noche de sueño.
Según el estudio difundido en la prestigiosa publicación Nature Communications, el cerebro reorganiza durante el reposo la forma en que se almacenan los recuerdos negativos, haciendo que sean mucho más difíciles de eliminar en el futuro.
“En nuestra opinión, sí, hay cierto mérito en este antiguo consejo”, dice Yunzhe Liu, quien lideró la investigación en la Universidad Normal de Beijing, China, y que ahora trabaja con la Universidad College de Londres. “Sugeriríamos primero resolver una pelea o conflicto antes de irse a dormir; no dormir con rabia”, dice la doctora.
El estudio usó una técnica psicológica que llaman la tarea del ‘pensar/no pensar’, para probar con cuánto éxito un grupo de 73 estudiantes hombres lograban suprimir algunos recuerdos.
En el estudio, los científicos pidieron a las personas que miraran fotos neutrales de rostros de personas, es decir que no estaban asociadas a emociones positivas o negativas. A la par, cada una de estas fotos fueron relacionadas con imágenes perturbadoras como fotos de niños llorando o personas heridas. De esta forma, los voluntarios asociaron cada rostro con una de esas ilustraciones. Poco después, los investigadores mostraron de nuevo a los participantes algunas de las fotos de las caras y les pidieron tratar de suprimir, u olvidar, los recuerdos de las inquietantes imágenes asociadas.
Los investigadores repitieron la tarea de supresión de la memoria al día siguiente, después de que los participantes tuvieron una noche de sueño y encontraron que en esta ocasión, estos informaron que tenían más problemas para olvidar las inquietantes imágenes.
Los autores advierten que los hallazgos del estudio son producto de un trabajo con participantes sanos y que no tienen una aplicabilidad inmediata en personas con trastorno de estrés post traumático. “Probablemente no es realista aplicar el experimento de supresión de recuerdos en estas personas y esperar que de los mismos resultados, pero es posible tener una base diseñar nuevos tratamientos en el futuro”, explicó la autora del trabajo.
Fuente: TN