A lo largo de los años se han realizado decenas de estudios científicos sobre el papel que juega la música en nuestra salud física y psíquica. A continuación, un repaso por sus diferentes beneficios, desde la reducción de la ansiedad y el dolor hasta la regeneración y reparación de las neuronas.
1- La música refuerza el aprendizaje
Varios investigadores de la Erasmus University Medical Center de Róterdam y del Instituto Neerlandés de Neurociencia hicieron una revisión sistemática de los estudios en relación a los efectos de la música en la estructura cerebral y neuroquímica, el comportamiento, la inmunología y la fisiología de roedores, concluyendo una mejora en el aprendizaje espacial y auditivo, además de una mejora en la estructura cerebral y neuroquímica.
En esta línea trabajó un estudio publicado en Frontiers in Psychology destacando el papel de la liberación de la dopamina en el aprendizaje por refuerzo. Tal y como señala este estudio, cada vez hay más pruebas que relacionan el disfrute de la música con áreas del cerebro implicadas en la emoción y el sistema de recompensa dopaminérgico.
El aspecto gratificante de la música sería explicado por la liberación de dopamina en el cuerpo estriado ventral, el conocido como “centro de la motivación” del cerebro. De esta forma, el placer musical tendría un efecto positivo en el aprendizaje por refuerzo gracias a la obtención de dopamina.
2- La música cambia el desarrollo del cerebro
Una investigación de la Universidad Northwestern de Illinois en Estados Unidos liderado por la profesora Nina Kraus especializada en Otorrinolaringología y Cirugía de cabeza y cuello estudió cómo la formación musical influye en el desarrollo del cerebro, concluyendo que la música tiene efectos positivos en las habilidades de aprendizaje de los menores: los adolescentes que formaron parte del estudio mostraron cambios biológicos en el cerebro tras dos años de participar en actividades constantes de creación musical.
Un estudio de 2013 de la Universidad de Canberra en Australia coincide con los resultados de la investigación de Nina Kraus: el equipo liderado Anita Collins estudió la función cerebral de personas clasificadas como músicos y no músicos señalando una gran cantidad de beneficios de la educación musical, incluidas mejoras en la memoria, la adquisición del lenguaje, la función ejecutiva y la plasticidad cerebral, refiriéndose esta última a la capacidad del sistema nervioso para cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de la vida.
3- Musicoterapia y trastornos neurológicos
También son numerosos los estudios que vinculan a la música en el tratamiento de enfermedades neurológicas, destacando sus numerosos beneficios. Un reciente estudio publicado este mismo año en Reviews in the Neurosciences señala cómo las pruebas clínicas de los 15 años precedentes han demostrado los beneficios inducidos por la música a nivel cognitivo, conductual, motor y psicosocial en cerebros lesionados y desordenados producto de trastornos neurológicos.
A este respecto, la musicoterapia podría mejorar la expresión, la comunicación y las interacciones sociales, reduciendo la ansiedad y la agitación, así como mejorando la calidad de vida de pacientes con alzheimer o párkinson, y con desórdenes del espectro autista.
4- Música y regeneración de neuronas
En línea con lo anterior, la música también se ha demostrado como una actividad que facilita la neurogénesis, la regeneración y reparación de neuronas, tal y como sugiere un estudio de la Universidad de Educación de Nara en Japón publicado en 2008 en Medical Hypotheses.
La neurogénesis se define como la formación de nuevas neuronas a partir de células madre neutrales y progenitoras que se produce en varias regiones del cerebro incluyendo el hipocampo. Al facilitar la plasticidad cerebral, la música conduciría a esta neurogénesis.
5- El polémico “efecto Mozart”
El estudio de la Universidad de Nara también se refiere al “efecto Mozart”, una hipótesis del otorrinolaringólogo Alfred Tomatis convertida en mito popular: sugiere que escuchar música, principalmente a Mozart, “aumenta la inteligencia”, teniendo beneficios cognitivos en bebés, niños y niñas en edad temprana, hasta el punto en que se recomienda poner música del compositor austriaco a embarazadas.
Si bien el estudio del Universidad de Nara refutó el “efecto Mozart”, otros estudios, como este publicado en la revista World Neurosurgery, vuelven sobre él al analizar las operaciones neuroquirúrgicas de músicos, encontrando que “los músicos tienen ricas asociaciones entre los sistemas auditivo, somático y sensorial”.
En relación al “efecto Mozart”, la investigación sugiere que la línea melódica y las estructuras armónicas, ritmo y motivos de la música del compositor austriaco se ajustarían a los ritmos de la función fisiológica del cerebro, así como con sus ondas cerebrales y pulso del flujo sanguíneo cerebral. Pese a ello, todavía “tenemos mucho que aprender de los estudios sobre la música y la función cerebral” como para concluir que escuchar a Mozart vuelve a los nonatos más inteligentes…
6- La recompensa química de la música
Tal y como señala el estudio publicado en Review in the Neurosciences referido anteriormente, la música puede cambiar la química del cerebro, induciendo la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina que activan el sistema de recompensa y de liberación de hormonas aumentando la producción de oxitocina.
Esta recompensa bioquímica explicaría el instantáneo placer que sentimos a la hora de escuchar música, incluso aunque esta sea triste: Un estudio señala, en este sentido, que los niveles de la hormona prolactina aumenta cuando se esta triste, un mecanismo de autorregulación con el que cuenta nuestro organismo lo que produce, a su vez, un efecto psicológico consolador que sugiere una función homeostática, estabilizadora del organismo.
7- La música reduce la ansiedad
Fue en 2001 cuando se publicó el primer estudio de neuroimágenes que demostraba que la respuesta emocional a la música estaba asociada con un aumento del flujo sanguíneo en las áreas cerebrales asociadas a la recompensa y la emoción. Esta respuesta emocional de la música tiene efectos positivos para contener la ansiedad, también al rebajar los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
8- La música mitiga el dolor
Un estudio publicado en 2010 realizado en dos grandes centros médicos de la ciudad de Kaohsiung en Taiwán en 126 pacientes hospitalizados con dolor oncológico concluyó que tan solo 30 minutos de música proporcionaron un 50% de alivio en el 42% del grupo de análisis que escuchó música. Así las cosas, la música se articula como un método complementario en el alivio de dolores crónicos o graves producto de enfermedades como el cáncer.