Existen varios mitos sobre el consumo de ajo que han generado confusión con respecto a sus propiedades. Si bien es cierto que se trata de un alimento nutritivo y saludable, algunos de los efectos "casi milagrosos" que se le atribuyen no son ciertos.

Al igual que otros alimentos, este bulbo puede contribuir al cuidado de la salud cuando se incluye en el marco de una dieta sana y equilibrada. Y aunque su potencial farmacológico ha sido ampliamente estudiado, ciertos efectos no son más que falsas creencias.

El ajo (Allium sativum L.) es una especia muy utilizada en la cocina mediterránea y de otras partes del mundo. A menudo, se emplea para condimentar carnes, pescados, sopas y arroces, entre muchas otras recetas. Además, es un ingrediente valorado por sus propiedades medicinales.

Tal y como lo recopila una revisión en Avicenna Journal of Phytomedicine, su principal compuesto activo, la alicina, le confiere efectos antibióticos, antiinflamatorios, antihipertensivos, hipoglucemiantes, antiproliferativos y antivirales.

De este modo, por sí solo o como terapia complementaria, su ingesta coadyuva en la prevención y el tratamiento de varios trastornos de salud. ¿El problema? Muchos de sus efectos no son tan mágicos como algunos lo piensan. Incluso, varias de sus aplicaciones se han catalogado como un mito. Veamos.

1. Ajo en ayunas para adelgazar

Uno de los mitos más difundidos sobre el consumo de ajo es que su consumo en ayunas puede ayudar a perder peso. Se afirma que masticar un diente de ajo a primera hora del día —solo o combinado con una cucharada de aceite de oliva o de miel— activa el metabolismo y promueve la quema de grasa.

No obstante, estas afirmaciones han sido desmentidas tanto por médicos como por nutricionistas y científicos. En primer lugar, no existen evidencias de que comer ajo en ayunas tenga un efecto superior que si se toma en otros momentos del día.

Por otro lado, no hay un alimento o un compuesto que por sí mismo pueda generar una pérdida de peso significativa. El proceso de adelgazar requiere un abordaje multidisciplinar, en el que han de involucrarse nutricionistas, médicos, entrenadores físicos y hasta psicólogos.

Hay múltiples factores que inciden en el sobrepeso y la obesidad, por lo que es necesario abordarlos de manera integral para alcanzar un peso sano y estable a largo plazo. Sumado a esto, hay que considerar las características individuales de cada persona para obtener un plan personalizado.

Queda claro que por sí solo el ajo no ayuda a adelgazar. Aun así, su inclusión en el marco de una dieta balanceada y controlada en calorías puede resultar beneficiosa.

Un metaanálisis divulgado a través de International Journal for Vitamin and Nutrition Research determinó que los suplementos de ajo no causan un efecto significativo sobre el peso corporal o el índice de masa corporal (IMC). Pese a esto, sí parecen ayudar a reducir la circunferencia de la cintura en pacientes obesos.

Por su parte, un estudio compartido en Advanced Biomedical Research informó que la suplementación con ajo favorece la reducción de peso corporal y de masa grasa en personas con enfermedad de hígado graso no alcohólico.

Otros estudios hechos en animales han dado resultados similares. Sin embargo, en estos se han empleado productos como el aceite y el extracto de ajo, en lugar de ajo crudo.

2. Ajo para desintoxicar la sangre

Hay quienes consumen ajo crudo con la idea de «purificar» o «desintoxicar» la sangre. El argumento es que los compuestos sulfurosos de este alimento pueden promover la eliminación de las toxinas de la sangre al estimular el funcionamiento hepático.

Pero, por desgracia, es otro de los tantos mitos.

No existe evidencia científica de que el ajo crudo, el ajo envejecido o cualquier suplemento de este alimento limpie la sangre. Por el contrario, expertos en medicina y nutrición advierten que cualquier cosa que afirme «desintoxicar» es probable que no sirva de nada.

La razón es muy simple: tanto el hígado como los riñones se encargan de filtrar la sangre y descomponer las sustancias de desecho. Así las cosas, siempre y cuando estos órganos estén saludables, no es necesario ingerir ayudas externas para que el proceso se complete de forma óptima.

Por supuesto, el ajo es uno de tantos alimentos que proporcionan nutrientes esenciales para el buen funcionamiento de estos órganos. Pero igual que en el caso anterior, por sí solo no es un purificador.

Las maneras más eficientes de mantener el cuerpo libre de toxinas es a través de la adopción de una dieta saludable, una rutina de ejercicios y un estilo de vida alejado de hábitos como el alcohol y el tabaco. La eliminación del consumo de ultraprocesados y el consumo de agua también son de gran ayuda.

3. Ajo para tratar el covid-19

Uno de los mitos más extendidos durante la pandemia de covid-19 fue que el consumo de ajo podía «curar» la enfermedad. Según sus defensores, bastaría con picar 8 dientes de ajo crudos e introducirlos en 3 litros de agua hirviendo. Una vez obtenida la infusión, esta podría «mágicamente» aliviar los síntomas.

Por supuesto que ello está alejado de la realidad. A pesar de ser un alimento con potencial antimicrobiano y antiviral, por sí solo no puede eliminar el coronavirus ni sus manifestaciones clínicas. Y aunque es un remedio inofensivo para la mayoría de las personas, es poco probable que funcione.

Por ahora, los profesionales de la salud coinciden en que el ajo no es un tratamiento contra el covid-19. A pesar de esto, hay algunas publicaciones científicas que hablan de sus posibles beneficios contra esta enfermedad.

A través de Nutrition Journal, los científicos exponen que los compuestos organosulfurados y los flavonoides del ajo tienen efectos inmunomoduladores que pueden resultar útiles como terapia adyuvante contra la infección. En particular, podría contribuir a reducir los efectos secundarios de los fármacos, dado que permite reducir la dosis utilizada. No obstante, se requieren estudios más amplios y concluyentes.

Ahora bien, no hay que dejar de lado los posibles riesgos. En un reporte de caso compartido en Special Care in Dentistry , una paciente sufrió quemaduras en su mucosa oral debido a la ingesta diaria de ajo crudo como medida para fortalecer el sistema inmunitario durante la pandemia.

La misma publicación advierte que este tipo de remedios pueden derivar en quemaduras abdominales y cutáneas cuando se emplean de forma inapropiada.

Los nutrientes que contiene el ajo son beneficiosos para la salud cuando se incluyen en el marco de una alimentación completa y equilibrada. Su consumo crudo debe ser prudente.

Muchas personas ingirieron grandes cantidades de ajo durante la pandemia de coronavirus con el fin de potenciar su sistema inmunitario. Sin embargo, esta no era una medida eficiente.

4. Ajo anticancerígeno

Sin duda, este es uno de los mitos sobre el consumo del ajo que todos deben dejar de creer. Comer ajo crudo, cocido o en suplementos no puede prevenir y mucho menos curar el cáncer. Esta idea proviene de varios estudios preliminares y observacionales que hablan del potencial antitumoral de esta especia.

En particular, se ha determinado que actúa contra formas de cáncer como el de próstata, el colorrectal, de mama y de endometrio, entre otros. Aun así, no hay suficientes evidencias como para considerarlo un tratamiento.

Contrario a esto, un comunicado de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) expone que las pruebas disponibles no son de suficiente calidad para confirmar las propiedades anticancerígenas del ajo. Señala que se requieren estudios más rigurosos para determinar con mayor precisión su papel contra esta enfermedad.

Incluir ajo en la dieta regular es saludable y le proporciona al organismo antioxidantes, vitaminas, minerales y otros nutrientes claves para cuidar la salud. Su ingesta puede complementar la dieta y otros hábitos saludables que sí se vinculan a la prevención de este tipo de enfermedades.