Los edulcorantes artificiales son productos que se utilizan por muchas personas como alternativas “sanas” al azúcar, sin o con pocas calorías. Gran parte de la población los consume en su propia casa, para endulzar platos cuando se someten a dietas de adelgazamiento representando que así consumen un plato más sano. Pero, además, se encuentran en miles de productos en todo el mundo, especialmente en alimentos ultraprocesados como las bebidas endulzadas artificialmente, algunos aperitivos y platos preparados bajos en calorías. Se acostumbran a utilizar para vender versiones “light” de algunos productos.
Existen varios estudios que han relacionado el consumo de edulcorantes artificiales o de bebidas edulcoradas artificialmente (ASB) con el aumento de peso, la hipertensión arterial y la inflamación, aunque los resultados siempre han sido un poco contradictorios.
Recientemente un amplio estudio llevado a cabo en adultos franceses sugirió una posible asociación directa entre un mayor consumo de edulcorantes artificiales y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluidos el infarto de miocardio y el ictus, según se ha publicado en la revista The BMJ.
Tal y como indican los investigadores, los hallazgos aseguran que estos aditivos alimentarios, que se consumen a diario y que están presentes en miles de alimentos y bebidas, no deberían considerarse una alternativa sana y segura al azúcar.
Con el objetivo de averiguar cómo afectan los edulcorantes artificiales a la salud de las personas, un equipo de investigadores del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm) de Francia analizó los datos de 103.388 participantes del estudio NutriNet-Santé. Los participantes de la investigación tenían una edad media de 42 años y un 80% de ellos eran mujeres.
La ingesta dietética y el consumo de edulcorantes artificiales se evaluaron mediante registros dietéticos repetidos de 24 horas. Además, se tuvo en cuenta una serie de factores sociodemográficos, de salud y de estilo de vida potencialmente influyentes.
En el análisis se incluyeron edulcorantes artificiales de todas las fuentes dietéticas, como bebidas, edulcorantes de mesa y productos lácteos, y se separaron por tipo, como aspartamo, acesulfamo de potasio y sucralosa.
Los expertos vieron que un 37% de los participantes consumía edulcorantes artificiales, con una ingesta media de 42,46 mg/día, lo que significa que consumían una media de un paquete individual de edulcorante de mesa o 100 mL de refresco dietético por día.
Los mayores consumidores de edulcorantes tendían a ser más jóvenes, a tener un mayor índice de masa corporal, a ser más propensos a fumar, a ser menos activos físicamente y a seguir una dieta de adelgazamiento.
Finalmente, tras analizar los datos durante nueve años, los expertos contaron que se produjeron 1.502 eventos cardiovasculares. Entre ellos se encontraban el infarto de miocardio, la angina de pecho, la angioplastia, el accidente isquémico transitorio y el ictus.
De este modo, los investigadores asocian la ingesta total de edulcorantes con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los edulcorantes no son una alternativa sana al azúcar
Los expertos recalcan que se trata de un estudio observacional, por lo que no es posible establecer la causa, ni los investigadores pueden descartar la posibilidad de que otros factores desconocidos puedan haber afectado a sus resultados.
Sin embargo, el estudio, de “gran envergadura”, proporciona unas conclusiones claras: los edulcorantes no son una alternativa sana para incluir en todos los alimentos.
Además, los investigadores tampoco sugieren ningún beneficio de la sustitución de los edulcorantes artificiales por el azúcar añadido en los resultados de las ECV.
Pese a ello, creen que todavía sigue siendo necesario realizar más estudios experimentales para aclarar las vías biológicas.
Fuente: Mundo Deportivo