Las personas que habitualmente consumen distintos frutos secos, como almendras, maní y nueces, serían menos propensas a desarrollar enfermedad cardíaca que quienes rara vez los consumen.

 

Según la prestigiosa Journal of the American College of Cardiology, un equipo de Estados Unidos analizó las historias clínicas, el estilo de vida y los hábitos alimentarios de más de 210 mil profesionales de la salud. En más de dos décadas, 14.136 desarrollaron enfermedad cardiovascular, incluidos 8.390 casos de coronariopatía (arteriopatía coronaria), o estrechamiento de las coronarias, y 5.910 ACV.

 

A diferencia de las personas que rara vez, si alguna vez lo hacían, comían frutos secos, las que ingerían 28 gramos por lo menos cinco veces por semana eran un 14 por ciento menos propensos a desarrollar enfermedad cardiovascular y un 20 por ciento a padecer coronariopatía, de acuerdo con los resultados.

 

“Consumir distintos frutos secos por lo menos algunas veces por semana reduce el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular”, dijo Shilpa Bhupathiraju, especialista en nutrición de la Escuela T.H. Chan de Salud Pública de Harvard, Boston.

 

Diferenciar su consumo

Pero la población no debería excederse en el consumo y debería evitar las versiones con sal. “Los frutos secos tienen muchas calorías”, indicó Bhupathiraju. “Deberían consumirse en pequeñas cantidades y para reemplazar otras proteínas, en lugar de simplemente sumarlos a la dieta”, agregó.

 

Su equipo estudió distintos tipos de frutos secos y determinó que las personas que consumían nueces por lo menos una vez por semana tenían un 19 por ciento menos riesgo de padecer enfermedad cardiovascular y un 21 por ciento menos chances de desarrollar coronariopatía que las que nunca consumían esos alimentos.

 

El consumo de dos o más porciones de maní por semana estuvo asociado con, respectivamente, un 13 y 15 por ciento menos riesgo de desarrollar esas complicaciones. En tanto, dos porciones o más de nueces, almendras y pistachos estuvieron relacionadas con una disminución del riesgo, respectivamente, del 15 y 23 por ciento.

 

El equipo no halló evidencia de una relación entre el consumo total de frutos secos y el riesgo de tener un ACV, aunque ese era más bajo en los consumidores de grandes cantidades de maní y nueces. El consumo de manteca de maní y nueces no estuvo relacionado con el riesgo de padecer un ACV.