Así como los meses de invierno son los que requieren menos actividad en el jardín y lo que conviene hacer principalmente es una buena planificación del año, otoño sí acarrea múltiples y variadas tareas. El otoño es una estación de mucho trabajo, muchos piensan que es la antesala del invierno y que por ello con el fin del calor el jardín está amortizado, agotado, sin empuje. Y esto no es así. De hecho, es una segunda primavera; con temperaturas templadas, algunas lluvias y menos insolación solar. Así pues, conviene no olvidar las necesidades de riego del jardín, revisar los riegos por goteo, comprobar el estado del césped y seguir vigilando todas aquellas plagas que puedan aparecer. Es la época en la que crecen más las raíces de nuestras plantas. Raíces que solo con el intenso frío del más duro invierno dejarán de medrar. Por ello es un gran momento para las plantas, y es el mejor periodo para plantar un jardín. Íntimamente relacionado con esto está el abonado, y es que esta estación es el momento ideal para hacerlo. Las plantas lo agradecerán, descansarán en invierno bien nutridas y, llegada la primavera, ese extra de vigor será muy evidente.


Recuperación de las plantas tras un tórrido verano
En San Juan el verano ha sido de lo más terrible en cuanto a registros de temperatura, olas de calor, algo que las plantas de exterior padecen. El mejor consejo que podemos dar para combatir las olas de calor es seleccionar vegetación autóctona, que es la más resiliente. Para recuperar a las plantas, que se deshidratan mucho debido a esas olas de calor, regarlas más, puede causar el efecto contrario, la muerte o enfermedad por proliferación de hongos: mucha humedad y mucho calor es un caldo de cultivo idóneo para ellos. Por ello se afirma que es la época de abonar, y nunca mejor dicho, el futuro de la planta. Sabiendo que las olas de calor van a poner a prueba a las plantas hay que fortalecer sus raíces y proteger el suelo del calor y la desecación: por ello, hay que apostar por el abonado (bajo en nitrógeno) y colocar acolchado. Parece que es la solución a todo, pero en realidad las plantas dependen del suelo para todo, por ello invertir en el sustrato es la mejor recomendación.
Es tiempo para la limpieza y eliminar la maleza
Es una época que invita a recoger el jardín, a retirar plantas que no hayan sobrevivido al verano, mantener a raya la maleza; pero por otro lado es un tiempo donde se genera mucha materia orgánica: hojas caídas, tallos secos y no siempre conviene retirarla. El césped cortado y las hojas secas sirven acolchado en el jardín. Es la manera más ecológica y sencilla de practicar la economía circular. Guardando ese césped y hojas secas y usándolas como cobertura de otras plantaciones les estamos regalando protección ante el frío (que además deshidrata mucho el suelo), y estamos devolviendo materia orgánica al suelo.
Adaptar el riego a esta estación
El otoño puede ser ventoso, por lo tanto la evaporación es rápida. Para ello hay que observar bien el suelo. La humedad tanto en el césped como en canteros. De ahí el cuidado que hay que tener con el riego, vigilando si las plantas que lo necesitan lo tienen, y ayudando a aquellas que no tienen riego con alguna regadera de vez en cuando. Naturalmente el drenaje va a tener su papel estelar en esta estación tan dada a trombas de agua y aguaceros intempestivos. Conviene comprobar obstrucciones en tubos, canaletas o pozos de drenaje.
En esta época, los mejores abonos
Es importante prestar atención en el tipo de abono que vamos a ofrecer a las plantas, optando por uno orgánico, bajo en nitrógeno, que en esta fecha no nos interesa especialmente. La razón de esto es que el nitrógeno intervine decisivamente en la producción de la clorofila y en el crecimiento de tallos y hojas, cosas que no son vitales en otoño, como ya hemos visto. Por el contrario, queremos estimular las raíces y darle futuros nutrientes a la planta, y para ello tenemos disponibles humus de lombriz, mantillo, estiércol de caballo o compost. De liberación lenta estos abonos van a aportar un plus de fósforo y potasio, ambos vitales en el crecimiento de las raíces.
Otoño, época de poda
En las plantas de hoja caduca, la poda otoñal es de mantenimiento, limpiando ramas muertas, en mal estado. Los árboles frutales son un poco cambiantes, porque depende mucho de las floraciones y maduración de la fruta, pero en general, se realizan podas ligeras de limpieza y saneado. Las aromáticas y plantas con desarrollos vigorosos en primavera y verano, como lavandas, salvias, verbenas, gramíneas, etc., se podan intensamente en el otoño, reduciéndolas a 1/3 de su tamaño, o incluso más en algunos casos. Esto favorecerá un crecimiento sano y vigoroso en la primavera. De no hacerlo envejecerán y se volverán muy leñosas.
Plantación
Es la época favorita de plantación, sin grandes distinciones o exclusiones, plantando de todo en el jardín, flores, arbustos y árboles. Naturalmente algunas especies no se verán hasta la primavera o el verano (como los bulbos), y otras veremos cómo recién plantadas otoñan y pierden la hoja hasta la próxima primavera. Es decir, que plantar en esta estación es bueno para la planta, pero a nosotros nos deja un poso de amargura porque parece que el jardín se marchita. Pero en realidad bajo tierra está creciendo y preparándose para el nuevo año. Por otro lado, hay plantas y flores que dan todo su potencial en otoño e invierno, y plantarlas será una gran alegría para el jardín en los meses fríos. Hablamos de coles, de pensamientos, ciclámenes, ásteres o brezos.
Una estación donde las tareas se pueden dilatar
El otoño es junto a la primavera el momento de mayor trabajo en el jardín, pero no por ello el más cansado. La tendencia es a días más frescos, no más calurosos, el ambiente es más húmedo y tal vez flote algo de nostalgia en el aire, con lo que mantenerse activo es muy beneficioso, incluso es de agradecer. Muchas veces la primavera, que es bellísima, no obstante, nos supera. Tantos estímulos a la vez, tanta hierba creciendo sin control, alguno puede llegar a agobiarse. Los trabajos del otoño se pueden dilatar más, dejarlos para mañana; y sentarse en un banco a descansar es parte de la rutina de cualquier jardinero en el otoño.