“Alberto cuenta que su atracción por la pintura y el dibujo comienza desde muy pequeño, tenía nueve años y ya dibujaba mucho. Por ello mis padres me enviaron con artistas de San Juan. Esos maestros me mostraron el mundo que yo deseaba, en cómo se podía llegar a ser un artista y vivir de eso. Además, acompañé estos estudios con talleres y cursos que había en la provincia. Mi secundario lo hice en una escuela técnica y después me fui a Mendoza a estudiar las carreras de Artes Visuales y Diseño Industrial obteniendo el título cerca del año 1999. A mis dieciocho años había ganado un premio en un salón regional de pintura y esto me despertó muchas ciertas cosas, tal como a perseguir el sueño. Por aquel entonces cuando volví a San Juan una vez recibido, ya estaba trabajando con una galería de Arte de Buenos Aires y participando en salones de pintura, con nuevos reconocimientos y premios. A Buenos Aires llegué a través de la feria ArteBA, hice contrato con la galería “Hoy en el Arte”. A partir de esto, tuve varias exposiciones individuales y grupales dentro y fuera del País, en el 2005 pude enviar obras a una galería en Toronto Canadá. Esto reforzó el vivir exclusivamente de la venta de mis pinturas.
A la hora de trabajar
Siempre me interesó el ser humano y las relaciones entre las personas, como somos con nosotros mismos, como nos relacionamos con nuestro interior que es lo que exteriorizamos y como nos relacionamos con los demás, cuanto influimos en nuestro medio ambiente, en la vida de los demás. Marco esto, porque hago analogías en mis pinturas. También me interesan los estados de ánimo, es fundamental en el día en que uno se pone a trabajar, es influyente hacia dónde se dispara ese espíritu, qué cosas ve y cuáles no están a su alcance. Es imperioso estar en el taller todos los días trabajando, luego la conexión, o eso que se suele llamar “inspiración”, actúa de diferentes maneras según como uno está en ese momento. Por todo eso tengo varias obras en progreso. No respeto ningún sistema para trabajar, me interesa el caos como tipo de orden. Porque mi cabeza trabaja así, toma cosas de distintos lados para interactuar. Y, en el taller sucede lo mismo, hay varios proyectos cocinándose al mismo tiempo, entre la lectura y la música, puedo tener dibujos, imágenes en el suelo y paredes de piezas que he estado trabajando o ideas para futuro, manchas y soportes en blanco. Entonces en ese hermoso caos es donde empiezan a cuajar las ideas en algo puro, en busca de una verdad.
El observador el que contempla
Como artista, trato de sacar cosas que tengo muy adentro y exteriorizarlas desde el lenguaje visual. Expresando lo que quiero decir a través de la pintura, siendo sincero y auténtico con uno mismo; lo que sucede luego con el espectador pasa a ser ajeno a uno, no especulo con eso.
Considero estar dentro del arte figurativo
Donde hay un sujeto de la pintura. Hay un ícono, que se puede reconocer, ya sea figura humana, elementos, objetos, espacios. No soy un artista que trabaje con una idea que quede cerrada en sí misma, busco dar indicios y rasgos que interpelan al espectador, que de acuerdo a su experiencia personal, a sus vivencias, a su estado de ánimo, al momento de pararse frente a la pintura se hará cargo de su interpretación.
Frente a las opiniones
Creo que también puedo valorar ciertas piezas, pinturas o esculturas cuando me doy cuenta que tocó algo muy interno de otra persona. Entonces, uno empieza a establecer esa conexión con el otro, pero ya desde la contemplación, nunca al momento de crear, sino después. Me pasa con personas que se emocionan frente a una de mis pinturas y uno advierte cosas que son de un lenguaje universal, que está dentro de todos y puede ser difícil exteriorizar, eso puede dar una satisfacción adicional al acto de pintar.
Exposiciones destacadas
Fueron varias exposiciones en distintos momentos de mi vida. Mi primera exposición individual en 1996, luego en Buenos Aires en el año 2000, significó mucho porque salí de San Juan y dio visibilidad a otro público desconocido que comienza a ver lo que uno hace. Luego se fue dando de exponer en el exterior, en Toronto, Uruguay, México, como mi última exposición individual en Taiwán.
Por otro lado, haber abordado la temática del Holocausto, por distintas situaciones que me llevaron a trabajar en esto, como la intolerancia de las personas, en cómo se hacen daño unos a otros, fui llegando al episodio más doloroso que había sucedido en la humanidad. Haber estado tanto tiempo en una temática que fue extremadamente fuerte, que sobrepasaba el acto de la pintura, me movilizó bastante, y después salir de ahí también fue todo un proceso, por seis meses con una sola pintura para lograr despojarme de lo anterior y volver a pintar por la pintura misma.
Dicha muestra “El Valor atemporal de la memoria” se exhibió un el Museo Provincial Franklin Rawson, luego en el Museo del holocausto de Buenos Aires, en Punta del Este-Uruguay, entre otros lugares.
Mi tierra, San Juan
Amo mi provincia. Me dio lo que soy. A pesar que en los inicios de mi carrera sentía que los artistas estábamos demasiado aislados de todo lo que sucedía en el mundo del arte y todo lo que sucedía en Argentina, pasaba siempre en Buenos Aires. Realidad que cambió mucho en la actualidad. Pero tarde o temprano te das cuenta de que esa lejanía te permite mirar más hacia adentro sin tanta contaminación externa, te hace quizás, más auténtico. Al fin de cuentas, aquello que sentía, hoy lo veo como algo positivo.
Mi trabajo 2024
Actualmente estoy trabajando en unas pinturas de gran formato de la serie “Haciendo cielo”, que se van a México a una exposición en Monterey y para fin de año estoy preparando otra exposición individual en Taiwán. Realmente ese país me dio muchas satisfacciones, desde que expuse por primera vez en el 2022 en ArtTaipéi, que es una de las ferias internacionales más importantes de Asia, donde he podido participar tres años consecutivos. Muchos me preguntan sobre las diferencias culturales, pero el arte es universal. Es muy interesante ver como sienten y se sumergen en mi trabajo en el otro extremo del mundo.
Las series que se expusieron allá en estos años fueron, “El vuelo no le pertenece al viento”, “Arrímese que hay lugar” y “Lo que es adentro no es afuera”.
Reflexión
El camino hasta aquí fue largo y difícil. Trabajaba como diseñador industrial y constructor independiente durante el día y pintaba de noche. En ese entonces diseñaba mobiliarios, imagen empresarial, viviendas, dirección de obras, construcción. Siempre a la par de mi esposa como docente de Teatro. Hoy a mis 47 años de edad soy un agradecido de mi realidad. La enseñanza que me ha dejado este camino es la importancia del amor y sacrificio por lo que uno quiere, creer en uno mismo, trabajo y disciplina sobre todo. Soy una persona muy metida en mi taller, y lo disfruto, hasta ahora, como mi lugar en el mundo. Una de las mejores cosas que me ha dado el arte son las relaciones con las personas que se acercan a mí, por mí trabajo, lo hacen desde la sensibilidad, porque de algún modo les tocaste el corazón y en ocasiones se genera un vínculo de amistad muy fuerte. Es valorado el reconocimiento de extraños, de gente de cualquier parte del mundo que se moviliza por una pintura mía, sin saber quién soy y sin conocer mi historia de vida, simplemente por pararse delante de la pintura, que ya es totalmente ajena a mí.
Sus esculturas
Mis esculturas son en general en hierro forjado y soldado, chapa batida soldada, donde aparecen elementos en madera, plástico, hasta café. He participado en algunos salones de escultura como el Vendimia de Mendoza, o el Concurso Internacional Anchipurac es Cultura, donde obtuve un segundo premio, con una escultura de 4 metros formada pon cientos de miles de hierros de 3 cm. soldados entre sí.
“Tanto Ruido”, mi taller
Es muy importante trabajar en mi casa. Porque tiene que ver con mi realidad, soy una persona de familia, disfruto compartir e interactuar con mi esposa e hijos. Al principio tenía un atelier en el campo donde me recluía y pintaba. Después de casado y ya con dos hijos chicos me era difícil porque pintaba siempre de noche y volver a las 4 de la mañana, era inseguro. Así fue que trasladé todo a nuestra casa de barrio, en Rivadavia. En ese entonces destinamos un dormitorio y luego el comedor para trabajar, pintaba entre juguetes de mis hijos y ahí entendí que ese ruido externo que podría percibirse como una condicionante o distracción, se convirtió en un contexto totalmente enriquecedor para mi trabajo, ese hermoso caos era mi realidad, mi vida y debía ser parte de mí, al momento de crear. En ese tiempo nace la pintura que titulé “Tanto Ruido”, un lienzo de 4 metros con acrílico y grafito que lleva incrustados juguetes de mis hijos. Luego construimos el taller al costado de la casa, pero con grandes muros móviles que integran todo. Por ello bauticé este lugar como “Tanto Ruido”. Es una casa-taller-galería, es espacio de creación y disfrute, es nuestro nido. Aprendí a tomar, a interpretar e incorporar todo lo que implica la convivencia en familia, porque es parte de mi historia, la esencia de quien soy, junto a mi esposa Carina y mis tres hijos.
Por ejemplo cuando trabajaba sobre una temática dura y triste como el holocausto, volteaba mi mirada al patio y ver a mi hijo columpiarse me volvía a la vida. Entonces, ese ida y vuelta, ese contraste de realidades, me trae a mi realidad y a saber quién soy, dónde estoy parado, qué quiero decir y “desde dónde” lo estoy diciendo.
En nuestro espacio también es vital la integración del Jardín, donde son atraídos los pájaros, especialmente colibríes muy simbólicos para mí, también plasmados en algunas pinturas. A los cuales les construí esculturas para reposar.
Otro nuevo proyecto en el que estoy trabajando es una gran escultura habitable de hierro curvado soldado y vidrio en el frente de la casa que integra aún más, el espacio del taller con la casa original.
Agradezco eternamente al amor de mi vida y compañera Carina, mi esposa, que es un puntal fundamental en todo y a mis hijos que son mi motor de todos los días y expresión de vida constante.