A diario es blanco de críticas desmesuradas y ataques de los que intentan desprestigiarla. La modelo Rocío Guirao Díaz (34) sufre el acoso constante en las redes sociales por mostrarse con poca ropa, luciendo su cuerpo en ropa interior o bikini. Desde que apareció en los medios, se destacó por sus curvas talladas. Una figura armoniosa que siempre llamó la atención. Con la llegada de Nicolás Paladini a su vida, empezó a formar esa familia que tanto añoró desde su adolescencia. La llegada de Aitana (9), Indio (7) y Roma (2) no sólo la complementó como mujer sino que le dio otra frescura. El nacimiento de sus tres pequeños no hizo mella en su cuerpo.
Luego de cada embarazo, en contra de lo que la naturaleza indica, Rocío no hizo demasiados esfuerzos para volver a su peso y regresar rápidamente a su talle de indumentaria. La genética, los cuidados estéticos, más una rutina aeróbica estricta hacen de la modelo una mujer fuera de serie. Orgullosa, no escatima fotografías de alto voltaje en las redes sociales, imágenes que levantan la temperatura y que logran rápido rebote mediático. Más allá de que los halagos están a la orden del día, nunca faltan de los otros, los que buscan confrontar buscando cuestiones como que no se puede mostrar así porque está casada y tiene hijos.
¡Cuántos prejuicios! En general, los comentarios desafortunados apuntan ahí, a su familia. Lo curioso, lo que más le llama la atención, es que el desprestigio siempre llega desde otras mujeres. “No entiendo cómo puede haber tantas mujeres con pensamiento machista. A las mujeres que son madres, que tienen hijos y que todavía no salieron de adentro del tupper, les digo que evolucionen su pensamiento. Si sos mamá de un varón, tenés la responsabilidad de no estar criando a un imbécil. Explicale que el cuerpo es tuyo, que vos decidís y que no le estás haciendo mal a nadie. El cuerpo de una mujer es libre”. Mientras disfruta de sus vacaciones familiares en las playas de Tulum, México, y luego de haber descansado unos días en Miami, se encargó, de manera pícara, de ubicar a algunas de sus seguidoras. “¿Por qué siempre con las piernas abiertas?”, le preguntaron, y ella retrucó: “Siempre lista”. ¡Golazo!
Enfocada. Lejos de detenerse en las críticas constantes, Rocío está enfocada en lo que más le gusta: entrenar y mostrar los resultados de su esfuerzo, siempre con su sonrisa tan característica, pese a quien le pese, que se vuelven una constante. “Amo estar bien y cuidarme. Siempre trato de hacerme el espacio dentro de tantos chicos para mí”. La rubia no descansa y, más allá de no ser tan exigente, en sus vacaciones no descuida el entrenamiento. Se enfoca en lo aeróbico e incluso utiliza a sus hijos como peso para determinados ejercicios. Hacer sentadillas, mientras sostiene a su hijo, suena bastante divertido para los dos.
“Después de los 30 entendí que la mejor manera de estar bien es entrenando. Trato de hacerlo cinco veces por semana, durante una hora. Para tener el cuerpo que tengo, me mato entrenado. Aparte de eso tengo una buena genética y complemento con una buena alimentación. Tengo mis permitidos, por supuesto, porque si entreno tanto y no me puedo comer un chocolate sin culpa, no es vida. En vacaciones también podés entrenar, y para mejorar los abdominales, brazos, piernas y glúteos, podés hacerlo sin tener un gimnasio cerca. La clave, cuando trabajás con poco peso o con el peso de tu cuerpo, es contraer bien los músculos en cada repetición”.
Familia. Su grupo familiar es su prioridad. Su marido y sus tres pequeños están por encima de todo. Hace once años que se casaron, y tanto tiempo compartido, con un amor que se renueva todos los días, descansa en la confianza que se tienen. “Tengo una regla básica: mi prioridad es mi rol de madre, mis hijos, mi familia. En base a esa regla se ordena todo lo demás. Antes estaba enfocada en el trabajo, trataba de agarrar todo. Siempre me fue muy bien, y fui una privilegiada, pero hoy elijo una mamá presente. No me va que estén todo el día bajo el cuidado de otra persona”.