Buenos Aires, 14 de julio.- Algo está cambiando en la vida de Cris Morena (54). “Está sanando su alma”, aseguran desde su círculo más cercano. La afirmación no es más que el reflejo de la búsqueda interior que la exitosa productora parece haber iniciado tras la repentina muerte de su hija, Romina Yan (36), ocurrida el 28 de septiembre pasado.

Además de adoptar la filosofía del chamán norteamericano Foster Perry, la creadora de Casi ángeles hoy sigue los pasos de otro líder espiritual, Sri Sri Ravi Shankar, fundador de El Arte de Vivir. La ONG –reconocida internacionalmente por promover la meditación y la respiración para combatir el stress– convocó hace diez días a todos sus seguidores a realizar una multitudinaria meditación en Alemania. Entre los dos mil argentinos que viajaron a Berlín se encontraban Beto Vijnovsky –viudo de Patricia Miccio– y Nicolás Cuño, dueño de Key Biscayne. La invitación enseguida fue aceptada por Cris Morena, quien viajó acompañada por su nuera Sofía Reca (29) y su nieto, el pequeño Inti (1).

De vuelta en Buenos Aires, Cris retomó su rutina. Yoga, ejercicios aeróbicos con su personal trainer y la habitual visita a sus nietos Inti (el pequeño hijo de Tomás Yankelevich y Sofía Reca) y Franco (11), Valentín (8) y Azul (4) –frutos del matrimonio de Romina con Darío Giordano– son algunas de las actividades que ocupan sus días. Y si bien aún se mantiene alejada de la televisión, Morena sigue componiendo canciones. Tal es así que aceptó escribir nuevos temas para el último espectáculo de Teen Angels en el Gran Rex.

Los fines de semana aprovecha para reencontrarse con viejos amigos. El domingo pasado, por ejemplo, almorzó con el productor Guillermo Pendino en Croque Madame, el restó de Libertador al 1900. Allí eligió un menú natural: ensalada de palta y langostinos sobre colchón de hojas verdes, vino blanco, y de postre, crème brûlée. A la salida tuvo un encuentro inesperado. A pocos metros, la conductora Mariana Fabbiani llegaba al lugar con su hija Matilda y su marido, Mariano Chiade. Luego de intercambiar unas palabras, ambas se despidieron con un cariñoso abrazo.