El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, aseguró que la intervención del PJ es el “más crudo reflejo de la decadencia absoluta” del partido como “herramienta de transformación social”, dijo que la orientación del gobierno de Mauricio Macri es “correcta” aunque hay “mucha marchas y contramarchas” y ratificó que trabajará en la construcción de un espacio político “superador” que “se corra de la grieta”.

 

En una entrevista con Télam, éstas fueron sus respuestas más destacadas:

 

-¿Qué piensa de la intervención del Partido Justicialista?

-La actual situación no hace más que confirmar la crisis terminal que atraviesa el partido. Hemos llegado a este nivel porque se ha despreciado la institucionalidad partidaria y al PJ como una herramienta de transformación social. La discusión respecto de la intervención, quién es el interventor, si se apela o no, es una anécdota. Es el más crudo reflejo de la decadencia absoluta del partido como herramienta de transformación social. El desafío es ver cómo aprovechamos esta crisis como oportunidad. Hay que salir a buscar consensos en una construcción más amplia, y hacer una tarea previa de reposicionamiento del peronismo para lograr su reconstitución como una herramienta jurídica que le sirva a la Argentina y a los argentinos.

 

-¿Cómo ve desde Salta la realidad del país?

-La Argentina ha vivido algunos avances en materia institucional, se han ordenado algunas variables que son importantes en materia de su reinserción en el mundo. Haber resuelto algunos temas como el cepo cambiario generó un marco de cierta tranquilidad en sectores productivos. Ahora, cuando vamos al marco particular, advertimos algunos problemas de competitividad en las economías regionales. Lo que está pasando con los ingenios azucareros, por ejemplo, no es un detalle menor.

 

La falta de herramientas en términos de una política económica que vaya más allá de la política monetaria, me parece que hoy está generando problemas. El país requiere que encontremos competitividad en algún otro lado que no sea en la política monetaria como, por ejemplo, en logística, energía, transporte, comunicaciones, financiamiento, normas fiscales y parafiscales.

 

El déficit fiscal es un problema serio, porque va a presionar siempre sobre la política monetaria y le va a quitar competitividad a los sectores productivos. Es correcta la orientación del gobierno en ese sentido, pero a mi juicio hay mucha marcha y contramarcha, que en alguna medida nos quita eficiencia en esa tarea.

 

-¿Cómo ve la construcción del peronismo de cara a 2019, más allá de la intervención?

-Estamos en un desafío importante, que es garantizar que la Argentina pueda resolver algunas situaciones estructurales. Y eso nos pone, como oposición, en una enorme obligación institucional de ayudar para que al país le vaya bien. Y la otra tarea que tenemos es plantear una alternativa superadora a la actual. El problema de la Argentina es que se trabaja sobre la lógica del pensamiento único. Error de la administración anterior y de ésta.

 

-¿En qué lugar de esa posible construcción se encuentra usted?

-Colaborando para que armemos ese espacio común, que excede al peronismo. Hay que ir a algo más grande, abarcativo y con el peronismo adentro. En lo estrictamente personal, si pienso que debo ocupar un lugar o no, lo veremos más adelante. Primero hay que construir el espacio.

 

-¿A esta construcción le alcanza sin el kirchnerismo?

-Hay que correrse de la política de los nombres propios. Nosotros vamos a ayudar a este gobierno, no lo vamos a sabotear, queremos que le vaya bien. Queremos construir una alternativa que se corra de la grieta y que pase por arriba de todo. Yo no veo a ese espacio político con estas posiciones, entonces automáticamente queda afuera.

 

-Usted explicó que más que cambio se necesita transformación.

-La transformación es algo más profundo que va a la raíz y toma la esencia. Cambio hay, pero quiero que tomando la esencia de la Argentina transformemos hacia algo mejor. Si lo que estamos haciendo es un cambio de gobierno, está bueno y es correcto, pero me parece que hay que ir a una instancia superadora.

 

-¿Qué opina de la detención del ex presidente brasileño Lula Inacio Da Silva?

-En la Argentina tenemos la obsesión de la apreciación política en cuestiones que -a mi juicio- no son susceptibles de ese análisis. Tiene impacto porque estamos hablando de un dirigente político de un volumen enorme como Lula, y que está detenido, pero no conozco el sistema procesal brasileño. Si técnicamente correspondía, por más que sea el tipo más popular de Brasil, eso tiene que estar por arriba de la ley. Nuestro grave problema es que, en alguna medida, tratamos de condicionar el cumplimiento de la ley a ciertas variables políticas, y eso es lo que destruye la institucionalidad.

 

-Se viene un año electoral en Salta. ¿Cómo lo ve?

-Lo primero que espero es que tratemos de vivir este año como no electoral, porque hablar de elecciones cambia el eje de las prioridades. Yo estoy trabajando para dejar en Salta una institucionalidad fuerte y vigorosa, que pase por arriba de las personas.

 

En estos años concretamos la reforma al sistema electoral con el voto con boleta única electrónica, la ley de las PASO, el financiamiento de campañas, el proceso participativo de selección de jueces, el Plan de Desarrollo Estratégico Salta 2030 y la creación del Consejo Económico y Social.

 

Hice todo para que en Salta salgamos de patrones culturales semifeudales y voy a generar las condiciones para que todos compitan con total y absoluta equidad e igualdad. El gobierno que conduzco no va a tener un candidato. El que quiera participar participará porque eso es la democracia. Yo quiero correrme de la lógica del señor que bendice. Mi tiempo en Salta termina el año que viene, y el futuro gobernador tendrá que venir a plantear algo nuevo.

 

-¿En qué cree que se tiene que basar su último año y medio de gestión?

-En estos diez años y medio trabajé para lograr que en Salta podamos igualar para arriba. Esa fue mi obsesión y permitió que trabajemos en mayor inclusión dentro del sistema educativo, en el sanitario, en seguridad o en el acceso a oportunidades de pequeños y medianos productores. Mi prioridad está en institucionalizar definitivamente muchos de esos cambios para que Salta fortalezca sus políticas de Estado.