El Sauvignon Blanc llamado Piedras Bayas de la bodega local Entre Tapias obtuvo 98 puntos en la Cata de Vinos de San Juan, lo que lo catapultó al primer lugar de los Gran Oro, el selecto grupo de premiados. Le siguieron tres tintos, de los cuales, otras dos marcas fueron sanjuaninas. Fueron los casos de Las Invernadas de la firma San Juan de la Frontera con 97 puntos y Contra Cara de Salentein con 96. El cuarto máximo galardón quedó para Épico de la bodega RPB, con 95 unidades.
La ceremonia de premiación se llevó a cabo ayer en la tarde en un restó de Pocito, en el que participaron autoridades provinciales y representantes de toda la cadena vitivinícola. El concurso es el más antiguo de Argentina, ya que data de 1989, el cual es organizado por el Consejo Profesional y el Centro de Enólogos de San Juan. Cerca de 80 enólogos participaron de la cata a ciegas de 316 muestras (un 12,8 por ciento más que en 2020 cuando fueron 280, de ocho provincias: Mendoza, La Rioja, Neuquén, Chubut, Salta, Córdoba y Catamarca, además de San Juan.
De las presentaciones, el 85 por ciento correspondió a tintos, el 10 por ciento a espumantes (sobre todo brut y extra brut) y el 5 por ciento a blancos.
En este último grupo sobresalió el Sauvignon Blanc Piedras Bayas de la bodega calingastina Entre Tapias, un vino de este año de los enólogos Pedro Pelegrina y Nicolás Ferreyra. En cuanto a los varietales, el Malbec fue protagonista, como sucede habitualmente, indicaron los organizadores, al punto de que tres de ellos conquistaron los restantes Gran Oro: Las Invernadas de San Juan de la Frontera, un vino de este año; Contra Cara de 2020 de Salentein y Épico de la RPB, vino de guarda del año pasado.
La premiación llegó luego de un mes de degustación, en la que la puntuación de los Gran Oro va de 95 a 100 puntos, mientras que la medalla de oro va de 91 a 94 y la de plata de 86 a 90. Estos dos últimos galardones se repartieron en 197 vinos.
Entre las muestras, los organizadores destacaron que observaron un gran porcentaje de uvas criollas, una tendencia que se viene dando en los últimos años y que busca poner en valor las uvas patrimoniales, sobre todo en los valles de altura.
Otra tendencia que notaron este año tuvo que ver con la presencia de muestras con menos graduación alcohólica, lo que obedece al gusto de un gran sector de consumidores en el mercado.
Por otro lado, una nota distintiva de la Cata giró en la participación de vinos elaborados por establecimientos educativos agrotécnicos, tanto de San Juan como de Mendoza, lo que revela que los alumnos comienzan a buscar una certificación de calidad de sus vinos, explicaron desde la organización.
También destacaron que hubo cepas atípicas, como Bequignol, una tinta poco difundida en el mundo y que ya supera las 100 hectáreas en Argentina. La otra es la llamada Montepulciano, también conocida como Cordisco, una tinta muy apreciada en el centro y sur de Italia, con la que han comenzado a elaborarse vinos argentinos.
Al cierre de esta edición, también estaba por entregarse el premio a la innovación.