“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Esa frase del físico Albert Einstein es una de las preferidas de Antoni Gutiérrez-Rubí, el consultor y analista catalán que trabajó en la última campaña electoral de Cristina Fernández de Kirchner y que ahora firmó contrato con el Frente Renovador de Sergio Massa.
Este inquieto hombre nacido en Barcelona en 1960 es amigo de frases reveladoras y motivadoras como aquella de Einstein y suele recurrir a ellas para entusiasmar a sus clientes o “asesorados”, como prefiere llamar a quienes recurren a sus servicios profesionales para campañas electorales.
Gutiérrez-Rubí se mueve, más que en España, en toda Latinoamérica: hizo trabajos en República Dominicana, Ecuador y Chile -además de Argentina- y mantiene presencia constante en Panamá, Colombia, Uruguay, México y Puerto Rico. Y para eso, recluta asesores en cada país, en general estudiantes de ciencias políticas que hacen sus primeras armas en la profesión, quienes le seleccionan material vernáculo vinculado a la realidad y actualidad latinoamericana. Por ejemplo, esta última semana pasó por Montevideo, donde presentó su nuevo estudio sobre los “Millennials en Uruguay”, auspiciado por una poderosa empresa telefónica transnacional.
Su desembarco fuerte en la Argentina sucedió tres años atrás cuando comenzó a trabajar con intendentes de la provincia de Buenos Aires. En 2017, Gutiérrez-Rubí fue invitado a charlar con Cristina Fernández de Kirchner y ambos se conocieron en un largo encuentro en el departamento de la ex Presidenta en Juncal y Uruguay, a donde llegó de la mano del ex intendente matancero Fernando Espinoza y de la consultora Alejandra Rafuls.
Luego de eso, el catalán comenzó a aconsejar a la ex jefa de Estado para la pelea electoral de ese año donde CFK armó una fuerza alternativa al Partido Justicialista, la que bautizó Unidad Ciudadana. La mano de Gutiérrez-Rubí se vio, por ejemplo, en el cambio de ropa, la música para los actos -más amigable y menos combativa-, y los escenarios en 360 grados, ubicados en el medio del estadio y alejados de la forma tradicional de los mitines peronistas.
Pero la mayor transformación de la campaña cristinista fue en el tono discursivo de la candidata, que se hizo patente en el acto del 20 de junio en la cancha de Arsenal, donde la candidata a senadora adoptó un estilo “zen” y no beligerante, y donde comenzó a subir a sus escenarios a “las víctimas del ajuste de Macri”, mujeres y hombres comunes que patentizaban el sufrimiento por la política económica de la administración nacional que la sucedió.
El consultor de Barcelona mantuvo internas por el estilo de campaña poco kirchnerista con La Cámpora y con el entorno de ese entonces de la ex jefa de Estado, con Oscar Parrilli a la cabeza, su secretario con llegada a intendentes y jefes de organizaciones sociales y piqueteras. Esa tendencia finalmente fue la que se impuso tras las PASO de 2017:allí algo pasó en la psiquis de Cristina quien, tras las primarias, descartó la etapa “zen” sugerida por Gutiérrez-Rubí y volvió a la CFK de los atriles y los patios militantes -de su última etapa presidencial-, afrontando la elección general con su estilo más combativo.
Así, perdió la pelea por el Senado bonaerense con Cambiemos: el 22 de octubre, la lista que encabezó Esteban Bullrich obtuvo 382.626 votos más que la postulante de Unidad Ciudadana.
Gutiérrez-Rubí habla muy bien de Cristina mientras aclara que ese asesoramiento en 2017 “fue un trabajo profesional que tuvo un principio y un final, nada más”, respuesta escueta que dio a Clarín ante la consulta sobre esa relación. Fuentes del PJ porteño aseguraron a este diario que el analista le vaticinó a la ex Presidente que iba a conseguir 37 puntos en la elección, cifra que finalmente obtuvo pero que no le alcanzó para vencer a Cambiemos.
El hombre aún sigue hablando con ella cada 15 días, pero esos consejos no son remunerados por la fuerza política de la ex mandataria. Además, también se junta en su paso por Buenos Aires con los jóvenes camporistas, a pesar de sus ruidos durante la campaña de 2017.
Pero finalizada su faena con el kirchnerismo, este consultor de estilo ejecutivo y “sin dar vueltas”, que analiza datos desde la realización de “focus groups” y que basa su trabajo en el “armado de un plan de trabajo", cambió de asesorado y ya hizo efectivo su trabajo de consultoría a Sergio Tomás Massa, el líder del Frente Renovador.
Se conocieron durante la elección de 2017: ese día, el consultor le regaló un libro suyo y el ex intendente de Tigre se quedó fascinado con el catalán.
Ahora, el europeo cambió su gusto gastronómico por el tradicional pan con tomate de la comarca del Barcelonés por los ojos de bife y el vino malbec, el que comparte en almuerzos y cenas con Massa, su esposa Malena Galmarini y los principales asesores del tigrense, como los diputados Diego Bossio y Graciela Camaño.
A lo largo de este año abundaron las citas con los renovadores, pero desde hace dos meses se institucionalizó ese contacto y son frecuentes las conferencias vía Skype cuando el hombre se vuelve a su ciudad europea. Quienes se sorprenden en el Frente Renovador con el estilo de trabajo del catalán elogian que “armó un esquema de trabajo en equipo que lo lleva a estar en línea 20 horas con la Argentina”.
Diego Bossio es quien mantiene la relación más intensa con el catalán, quien ocupa en el esquema de Massa el lugar que dejó vacante Sergio Bendixen, el analista peruano que asesoró al tigrense en la campaña de 2013 y que falleció en mayo de 2017 de un infarto en Miami.
Gutiérrez-Rubí sugirió a Massa la construcción de una “alternativa real” a las opciones de Macri y de Cristina y, en las últimas horas, sugirió elevar las críticas al actual gobierno que “nos lleva a un callejón sin salida. Por eso, hay que construir otro camino que sí lo hay”, detalla un renovador que participó de la última charla vía Skype y que afirma que “6 de cada 10 argentinos dicen ser opositores y que por eso, lo primero que debemos hacer es liderar la oposición”.
Además de los citados Bossio y Camaño, en el reducido grupo de diez personas que acceden a las charlas con el consultor está Marco Lavagna, erigido en uno de los voceros del Frente Renovador. Ese exclusivo núcleo accede, ante cada actividad que encabeza Massa, a un “documento base” que se pone en un drive con indicaciones precisas de cómo manejarse en esa acción. Ese estilo prolijo de Antoni también tiene un elemento fuerte: la rigurosidad con los horarios, algo desolador para el hiperactivo Massa.
Consultado por Clarín, el estratega catalán elude hablar sobre su nuevo paso por Argentina y se escuda en que “tengo por norma no hablar de mi trabajo con mis asesorados, creo en la confidencialidad: me contratan para conseguir resultados, no para que los comente”, indicó, austero.
Respecto de los resultados, que no lo acompañaron en 2017 con la campaña de la kirchnerista Unidad Ciudadana, Gutiérrez-Rubí tendrá otra tarea dificultosa con Massa en la elección de 2019 (hoy marcha tercero en las encuestas), pues tiene el desafío de escapar de la grieta que preanuncia una nueva pelea electoral entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner.
Fuente: Clarín.com