El camarista Eduardo Gil renunció para jubilarse y ahora está a la espera que la Anses le conceda el beneficio para irse definitivamente. Así, otro magistrado se acogerá a los beneficios del 82 por ciento móvil que rige en la provincia desde que la gestión giojista firmó un convenio con la Nación.

La salida de Gil no sólo disparará un proceso para reemplazarlo como camaristas, sino que hará falta designar a uno de sus pares para que complete la sala especial que se conformó para intervenir en las apelaciones de la megacausa de las expropiaciones. Esa sala, por ejemplo, debe resolver los recursos que presentaron todos los que hasta ahora han sido procesados en primera instancia.