Al igual que su padre, "Ricardito" -según el apodo que utilizan sus allegados pero que prefiere evitar en público-, nació en Chascomús hace 59 años, se recibió de maestro en la Escuela Normal de su pueblo y luego cursó sus estudios de abogacía en las Universidades de La Plata y en Buenos Aires. En medio del intenso ritmo que le impuso la campaña, Alfonsín admite que es cada vez más difícil hacerse una escapada a la quinta familiar de Chascomús y, en cambio, se conforma con desplomarse en el sillón de su casa para ver los documentales de Discovery Channel y tomar unos minutos de relax.

Otro de sus métodos para evadir el estrés está relacionado con la lectura de libros sobre temáticas políticas y raras veces se permite adentrarse en la literatura de ficción, porque dice que su prioridad es nutrirse para una eventual función ejecutiva. Durante décadas, su fiel acompañante no fue otro que el cigarrillo, que le producía reiteradas afecciones respiratorias, pero desde mayo logró abandonar el vicio y lo exhibe como un triunfo personal, más allá de que confiesa que tuvo una fallida experiencia con el cigarrillo electrónico.

Uno de los puntales fundamentales de Ricardo es su esposa, la artista plástica Cecilia Plorutti, que se la pudo ver durante el lanzamiento de la campaña en el escenario y es madre de sus cuatro hijos Lucía, Marcos, Ricardo y Amparo, fallecida en 2004 durante un accidente en la escuela.

Alfonsín cultiva un perfil moderado y alejado de la confrontación, y durante los últimos años trató de establecer un estrecho vínculo con las juventudes partidarias que tienen un importante rol en la difusión de su mensaje sobre todo en las redes sociales. El referente radical que llegó a la Cámara de Diputados en 2009 secundando a Margarita Stolbizer en la lista del Acuerdo Cívico y Social, admite que prefiere el contacto cara a cara con militantes y simpatizantes pero no reniega del uso de Facebook y Twitter, donde postea de manera regular sus actividades y posturas sobre temas de actualidad. Precisamente, su relación con los jóvenes hizo que la canción emblema de la campaña sea una cumbia de la "Champion Liga", que suena en el inicio de cada uno de sus actos y que relata la historia de un militante que dice "no te engañé, no te mentí, estuve en campaña con Ricardo Alfonsín".

A más de dos años del fallecimiento de su padre, Alfonsín logró permanecer en la escena política y ahora buscará disputar la primera magistratura con la firme convicción de continuar con el legado de Raúl Alfonsín en la Casa Rosada.

Fanático de Independiente, Ricardo Alfonsín obtuvo en 1993 su primer cargo partidario a nivel nacional como convencional radical. Seis años más tarde su primer cargo electivo: diputado provincial por Buenos Aires. En medio del avance neoconservador, desde su banca se convirtió en claro defensor del Estado presente al servicio de los que más necesitados y del interés nacional.

Al finalizar su mandato en la Legislatura bonaerense ocupó la Secretaría de Relaciones Internacionales de la Unión Cívica Radical. En 2007 fue candidato a gobernador, junto a Luis Brandoni. Aún cuando la derrota no fue una sorpresa, el ejercicio democrático de la campaña le permitió conocer cada parte de su provincia.

Mientras sueña con el sillón de Rivadavia, Ricardo Alfonsín sabe que el lugar de privilegio que ocupa en la política se debe al apellido que porta. Pero lejos de molestarse por eso desafía: "¿Qué puedo hacer? Sacarme los bigotes, cambiarme el apellido, dejar de hacer política… Sé que no era demasiado conocido y que me empecé a hacer más conocido con el fallecimiento de mi padre".