Cierto malestar y preocupación hay en el sector vitivinícola ya que de convertirse en ley el proyecto que el Gobierno Nacional propone para la Tolerancia Cero de alcohol a los conductores particulares en rutas del país podría impactar en las ventas de vino. La pasada semana tuvo dictamen favorable del Senado y todo parece que no tendrá escollos en los pasos siguientes para lograr el marco legal. Como antecedente, en el sector sostienen que en Córdoba, donde rige Tolerancia Cero desde junio, el consumo de botella en restaurantes, bares, pubs y discotecas cayó 20% en los últimos meses.
La actual ley de tránsito permite hasta 0,5 grados de alcohol en sangre. De llevarse a cero, la caída de la venta de vinos fuera del hogar descendería por evitar el consumo.
El Ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, uno de los impulsores del proyecto, opina que el que toma alcohol, por poco que sea, no puede manejar y que se pretende proteger a los más jóvenes, ya que protagonizan los accidentes viales más graves. El presidente del INV, CPN Guillermo García, que participó del plenario en el Senado de la Nación para introducir modificaciones a la Ley de Tránsito, por el contrario, propuso adoptar las tendencias de los países que han logrado disminuir la cantidad de accidentes de tránsito, como la Tolerancia Cero para conductores novatos y profesionales. Otra propuesta es la incorporación de sensores en los vehículos para que no arranquen en el caso de que el conductor haya consumido alcohol en exceso.
Al respecto, el contador García manifestó que “estuvimos defendiendo la posición de la vitivinicultura junto con la COVIAR, Bodegas de Argentina y el Fondo Vitivinícola de Mendoza. La verdad que es un tema muy difícil de sentar en este plenario de distintas comisiones. Lo cierto es que estaban presentes las asociaciones civiles que luchan por la vida y todas están impulsando la Tolerancia Cero. Además, este proyecto de ley fue defendido por el ministro Randazzo, lo cual implica una posición muy difícil para la industria vitivinícola porque nosotros cumplimos un doble rol. En mi caso, como funcionario nacional, absolutamente de acuerdo con todas las medidas que permitan avanzar en mejorar los controles y las penas para la siniestralidad vial. Pero como parte de la industria vitivinícola, no queremos que se alteren los valores de Tolerancia Cero para profesionales, 0,2 g/l para motociclistas y 0,5 g/l para particulares. Estamos de acuerdo en mantener esos valores, pero la mayoría de los senadores se inclinan por la Tolerancia Cero. Entonces, dejamos nuestras propuestas. Una de ellas es que se incorporen sensores en los camiones y transporte de pasajeros, obligatorios a partir del 2015 o 2016”. Más allá de lo acontecido, continuó afirmando que “vamos a seguir defendiendo el consumo responsable. Da la sensación que esto va a ser ley y luego las jurisdicciones van a seguir avanzando. Lamentablemente para la industria vitivinícola será una pérdida de litros de venta. Con esto venimos insistiendo desde el 2009, pero la siniestralidad ha seguido avanzando y para nosotros el daño será inmediato. Sumamos otro problema a los que está afrontando la vitivinicultura. En esto es muy difícil plantear una alternativa que no sea la que nosotros estamos proponiendo, ya que los sensores evitan el azar y actúan sobre el problema. Lo otro es dejarlo en manos del control, que puede ser más o menos eficiente. Pero lo cierto es que en el mundo se está avanzando en este sentido y han tenido una reducción de la siniestralidad”.
El Presidente del INV, tal como lo ha manifestado en reiteradas oportunidades, propone la instalación de sensores en los vehículos que eviten el encendido en el caso de consumo excesivo de alcohol. El motor no se puede encender si la persona ha consumido y esto se puede hacer a través de un programa progresivo, empezando por aquellos que por las normas legales vigentes ya tienen cero gramos por litro de alcohol en sangre, como es el caso del transporte público de pasajeros o los transportes de cargas, hasta llegar a los vehículos particulares en dos o tres años. Lo que garantiza el sensor es que los vehículos no se encienden si no hay un consumo responsable. Con esta propuesta no se modificarían los límites vigentes de cero g/l para el transporte público y de cargas y de 0,5 g/l para particulares.