Buenos Aires.- El nuevo ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, traza las líneas de un plan energético: los puntos sobresalientes son un aumento gradual, pero sostenido, de los precios del gas y de la electricidad para casi todos los sectores, que en parte compensaría el costo económico de establecer una tarifa social bien definida que reduzca o exceptúe, según los casos, el costo de esos servicios para los bolsillos de quienes están por debajo de la línea de pobreza; se habla de dos millones de hogares.

Porteños y bonaerenses sufrirán los mayores ajustes. Al menos eso dejó entrever ayer Aranguren. "No puede haber las distorsiones de tarifas que existen", criticó. Y agregó que "en la ciudad de Buenos Aires se paga siete veces menos que en provincias como Río Negro, La Pampa o Córdoba".

Aranguren lo planteó ayer de manera indirecta: "El principal problema que veo para adelante es que un país rico como el nuestro, con recursos no solamente no renovables, sino también renovables, esté importando el 15% de la energía que necesita. Esto es un crimen", describió.



La nueva manera de administrar la energía llegará de la mano de un flamante marco regulatorio que oriente poco a poco la gestión a la lógica de la competencia. La semana pasada, el futuro funcionario anticipó en una reunión con empresarios que intentaría avanzar el año próximo en la renegociación de contratos que dejó inconclusa el kirchnerismo.


En reuniones con el sector privado, Aranguren sostuvo que su gestión implementará un sendero de precios. Es el término edulcorado para hablar de una recomposición de los valores de la energía.



Hoy el precio promedio del gas en la Argentina ronda los US$ 3 por millón de BTU, la unidad de medida, aunque puede variar según las compañías. Por caso, el Gobierno remunera con US$ 7,5 la oferta nueva del fluido, que convive con valores mucho más deprimidos. La industria paga US$ 4 y los hogares, US$ 1, en términos aproximados.

La administración perfecta de la energía que sueña Aranguren no contempla una eliminación total de los subsidios, sino una reorientación. Hace tiempo que está convencido de darle un empujón económico al desarrollo de la energía eólica, principalmente. Más aún: el futuro organigrama de su cartera contemplará una secretaría dedicada a Energías Renovables.

Habrá al menos otros cinco departamentos: Petróleo y Gas, Electricidad, Nuclear, Planeamiento y Ahorro, y Eficiencia. Los dos últimos serán una característica propia de la futura gestión. Es muy probable que Planeamiento y Ahorro centralice la importación de gas natural licuado, que ya no dependerá de Enarsa ni de YPF. De hecho, Cambiemos considera esa empresa estatal de energía como una de las peores creaciones del kirchnerismo. La importación de GNL está bajo investigación del juez Claudio Bonadio .

Eficiencia, por su parte, asumirá un rol activo en el cuidado de los recursos. Habrá un premio importante para los usuarios que ahorren energía. Si bien los grandes lineamientos conceptuales están definidos, aún no están puestos los números finales. La semana próxima podría haber anuncios en esa dirección.

Fuente: La Nación