El llamamiento al diálogo para evitar un clima de violencia hecho por la Iglesia desató ayer una nueva polémica con el Gobierno de Cristina Fernández, en medio de un ambiente de tensión alimentado por el conflicto con el campo y los preparativos de la campaña electoral.
"No nos ayuden más", pidió irónicamente a la cúpula de la Iglesia el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, después de que los obispos manifestaran la necesidad de "no alimentar el camino de la confrontación" en momentos de conflictividad social.
"Reconstruimos un país que venía prendido fuego", aseguró el funcionario a la Iglesia, a la que exigió "llamar la atención a sus integrantes que participan de actos políticos", como el caso del presbítero Guillermo Marcó, quien la semana pasada fue uno de los oradores en la Plaza de Mayo en una marcha contra la inseguridad.
En un documento difundido por la Conferencia Episcopal Argentina, los obispos reclamaron "evitar actitudes que enfrenten y dividan" a los argentinos, al considerar que "generan un clima de confrontación propicio a la violencia".
"Toda democracia padece momentos de conflictividad. En esas situaciones complejas, alimentar la confrontación puede parecer el camino más fácil", advirtieron.
En ese sentido, exigieron "diálogos sinceros y transparentes" entre el Gobierno y la oposición, y abogaron por la "reconciliación de todos los argentinos y la búsqueda de consensos que fortalezcan la paz social".
