Es que cada vez que se toma una medida económica se instala una política, y cada medida política que se impulsa tiene, en casi todos los casos, una faceta económica que favorece o desfavorece a algún sector de la sociedad.
Néstor Kirchner lo sabía, por eso despidió a su ministro de economía estrella, Roberto Lavagna, diciéndole que las medidas económicas las decidía él y no su ministro técnico y afín con los intereses de las corporaciones multinacionales las cuales habían logrado quedarse con el 83 por ciento de todas las ventas en Argentina y con el 90 por ciento de todos los beneficios.
Esta idea de que la economía y la política son dos compartimentos estancos, se basa en la genial propuesta de éxito del capitalismo, que propone un ascenso sin tiempo, donde la usurocracia dominante o imperialismo internacional del dinero despliega su política de dominación con objetivos, pero sin plazos.
En esto se diferencian de la democracia, donde todos los políticos tienen un plazo definido para ejercer el poder y límites muy precisos donde trabajar, mientras los empresarios, antiguamente llamados capitalistas, pueden ejercer, e incrementar el suyo, indefinidamente.
Esta estrategia liberal, buscando esta ampliación indefinida del poder, inventó el término "globalización", que les ha servido para construir su sistema de cuasi monopolios mundiales.
Para lograr estos éxitos usan dos recursos centrales: la formación de profesionales, de economistas, o sea, sus cuadros políticos, y la difusión de su mirada sobre los asuntos político-económicos por los medios de difusión masivos y especializados.
Las grandes medidas económicas adoptadas por Néstor Kirchner como presidente tendieron a desmantelar ese tramado del liberalismo que había logrado apoderarse de los ahorros de los trabajadores mediante las AFJP y dejar sin trabajo a la mayor parte de los agricultores argentinos con la agricultura masiva.
Por otra parte, el liberalismo expulsó y amedrentando a nuestros pensadores, mientras que durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se han incrementado en forma extraordinaria los ingresos de los profesores e investigadores científicos y técnicos que, en lugar de emigrar, ahora vuelven.
Pero apenas aparece la posibilidad de repartir una mínima parte de las enormes ganancias que las empresas multinacionales obtienen de los bolsillos de los argentinos, los que escriben en los medios del poder económico publican que estos "empresarios" insultan a los trabajadores diciéndoles que "están cebados" como si fueran animales salvajes.
Mientras, los especuladores de las inmobiliarias, han conseguido enriquecerse sin poner nada, haciendo que la mayor parte de los argentinos no tengan la menor posibilidad de acceder a una vivienda digna, privilegio que ha quedado sólo al alcance de aquellos que se mueven en el mundo de los negocios, pero cuyos precios dolarizados han dejado fuera del alcance de casi todos aquellos que viven de un sueldo la posibilidad de comprar el más mínimo departamento.
En el campo nacional y popular es mucho lo hecho, pero todavía falta mucho para recuperar totalmente la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Néstor Kirchner deja una gran obra: en lo nacional es mucho lo que ha avanzado, y esa es una gran tarea que Cristina la ha incrementado, y la proseguirá en su próximo período presidencial.

