“Éstas no son las elecciones generales, pero en cada votación se evalúa la gestión. Yo tengo confianza, pero hay que esperar los resultados”, expresaba con cautela Ana María López de Herrera, la actual intendenta en Rivadavia. Del otro lado, Fabián Martín, su principal opositor, marcaba la cancha: “Estamos ansiosos, pero tratamos de tomarlo con calma. Ojalá demos el batacazo”. Todavía no se conocían siquiera los primeros resultados, pero con estas palabras la principal precandidata del FpV y el referente de Compromiso con San Juan adelantaban a las 19.30 lo que los números confirmarían horas más tarde, que la primera pulseada en Rivadavia (más allá de las internas en cada frente) tenía como ganador a Fabián Martín con casi el 41 por ciento de los votos, según datos provisorios.
Las encuestas no fallaron. El sondeo de la encuestadora Acierto que publicó DIARIO DE CUYO a principio de julio, ya marcaban esa intención de voto que se materializó ayer con el rotundo triunfo del abogado Fabián Martín por encima del otro precandidato de Compromiso con San Juan, Esteban Kenny, que no llegaba al 5 por ciento. Y lo que era más importante, se imponía a López de Herrera del FpV, que obtenía el 24.6 por ciento. Tan holgada parecía ser la ventaja del basualdista que aún sumando los votos de la intendenta y del otro precandidato oficialista, Luis Salcedo Garay, el frente Compromiso con San Juan les sacaban 10 puntos de ventaja, según datos provisorios.
Como dijo Ana María, “no está todo dicho”. Es que si bien ella salió victoriosa en la interna del FpV, superando con más del doble de votos a Salcedo Garay, su disputa central en el departamento es contra su opositor, y clásico rival, Fabián Martín.
En esta primera contienda del 2015 el basualdista se tomó revancha de la elección de 2011, ocasión en que perdió justamente frente a la exdirigente de UDAP. Las PASO lo posicionan ahora como favorito en Rivadavia, abrigando la expectativa de poder desbancar de la intendencia al FpV después de tantos años de gobierno. A poco de cerrada la votación, él decía: “Tengo fe. Visité a mucha gente y percibí que realmente quiere un cambio”. Ya de madrugada, con algunos resultados en la mano y las cifras que superaban tranquilamente al mismísimo oficialismo, Martín no ocultó su alegría sin perder la cordura. “Nos sentimos contentos. Hicimos una gran elección y la brecha se va agrandando. La realidad es distinta a la del 2011 y ahora la gente confió en nosotros”.

