Cristina Fernández, presentó ayer el proyecto de ley de reforma política, que buscará asemejarse en algunos aspectos a los sistemas que rigen en Uruguay y Chile y sobre el cual la presidenta aseguró que es "imposible" que sea un "traje a medida" del oficialismo.
En un acto en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada y sin presencia de la oposición, la mandataria adelantó que la iniciativa sería girada ayer mismo al Parlamento, donde se prevé un intenso debate entre el oficialismo y la oposición, que asegura que el texto está hecho a la medida del Gobierno para preparar el terreno para la candidatura presidencial 2011 de Néstor Kirchner.
La iniciativa oficial propone crear un sistema de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para elegir a los candidatos a cargos electivos nacionales.
"Es muy similar, casi idéntico, al sistema que rige en Uruguay, donde la sociedad participa y decide a quién prefiere como candidatos", manifestó Fernández, que hasta exhibió durante su discurso papeletas de las elecciones que el país vecino celebró el domingo pasado.
Con una ironía, la presidenta recordó "Uruguay ha sido elogiado por editorialistas que han dicho que el sistema y la dirigencia uruguaya es fantástica y, como yo creo que tienen razón, estamos proponiendo" este sistema, enfatizó la presidenta.
La reforma también implica cambios en la financiación de los partidos para las campañas, dado que el Estado se hará cargo de otorgar los espacios de publicidad en radio y televisión.
La mandataria explicó que este punto es similar al que rige en Chile y "tiene por objeto garantizar la igualdad en los espacios de los medios audiovisuales a todos los partidos políticos".
"Todo lo que nos rodea es maravilloso, menos nosotros", volvió a ironizar Cristina en alusión a la opinión sobre los sistemas que rigen en países vecinos.
La propuesta, que de aprobarse se pondrá en práctica en los comicios presidenciales de 2011, supone además la creación y digitalización de un único padrón electoral, acorta los tiempos de campañas e impide que sean candidatos quienes estén procesados por crímenes de lesa humanidad.
El proyecto fue presentado en la sede del Gobierno argentino durante un acto al que asistieron funcionarios y políticos afines al Ejecutivo, sin la presencia de dirigentes de la oposición, que esta semana rechazaron la invitación oficial.
Sin embargo, Fernández insistió en que "no hay ninguna pulseada con la oposición" por esta iniciativa y calificó como "anecdótico" el hecho de que no hayan asistido al acto.
El Gobierno busca convertir el proyecto en ley antes de diciembre próximo, cuando el Congreso renovará a varios de sus miembros y el oficialismo perderá la mayoría parlamentaria como resultado de la derrota que afrontó en las elecciones legislativas de junio pasado.
La jefa del Estado calificó como "un dato menor que la oposición no haya venido al acto" y luego de resaltar que el "lugar del debate es el Parlamento", estimó que "lo otro es anecdótico".
"El que cree que se puede ganar una elección con un nuevo instrumento electoral, no conoce a la democracia argentina y a la transparencia que aporta la ciudadanía", advirtió la Presidenta.
Una encuesta divulgada ayer indica un 61,3% de los argentinos cree que es importante impulsar una reforma del sistema electoral y de partidos políticos, aunque un 32,8% de los entrevistados consideró que fomentará los agravios entre la oposición y el oficialismo.
