Guillermo Ruiz Álvarez, expresidente de la Caja de Acción Social, y su hermano Javier, actual funcionario del Tribunal de Cuentas, están a un paso de quedar desvinculados de una investigación por presunta usura y defraudación. El juez Martín Heredia les dictó el miércoles la llamada falta de mérito, es decir, una instancia intermedia entre el procesamiento y el sobreseimiento, por lo que, de no aparecer alguna prueba incriminadora, cosa que hasta ahora no ha sucedido, van camino a ser desligados definitivamente del expediente. El que sí fue procesado por usura fue el prestamista Renzo Tinto.

Los hermanos Ruiz Álvarez habían sido denunciados en octubre de 2018 por una comerciante, quien los había acusado de actuar como prestamistas de privados que habrían usado dinero de la Caja de Acción Social, además de pintarlos de usureros por el perjuicio económico que le habrían causado. La presentación derivó en que se abriera la investigación, tras el pedido de la fiscal Ana Lía Larrea, y el caso resultó un escándalo, al punto de que Guillermo Ruiz Álvarez fue desplazado de la repartición. Sin embargo, con el avance de la causa, no surgió ningún indicio que señalara que los hermanos tuvieran una mesa de dinero para préstamos ilegales y se comprobó que no salió plata de la Caja de Acción Social para maniobras irregulares.

Todo tuvo su origen en el contacto que estableció la comerciante con Renzo Tinto, quien le prestó dinero. Como garantía de devolución, la mujer le entregó dos cheques por casi 100 mil pesos. La mecánica se hace para que, en el caso de que no se reintegre el préstamo, el poseedor de los documentos pueda ejecutarlos.

Pero la denunciante declaró que le pagó a Tinto mucho más de lo que había recibido y que, encima, le ejecutaron judicialmente los cheques y que sufrió un embargo de bienes. Ante esa situación, habló con el prestamista, le preguntó quién tenía sus cheques y Tinto le marcó a los hermanos Ruiz Álvarez. Fue así que la mujer acordó una reunión con el entonces titular de la Caja de Acción Social en su estudio particular, del que justo salía el prestamista. La comerciante grabó con una cámara oculta la conversación, en la que Guillermo Ruiz Álvarez le manifestó que tenía uno de los dos cheques, le exigió el pago de ambos y le dijo que no conocía a Tinto.

Según las fuentes, en su descargo, Ruiz Álvarez aclaró que había indicado que no conocía al prestamista porque no tenía por qué darle tal información a una mujer que veía por primera vez. Además, tenía los cheques porque, en el ejercicio de su profesión de abogado, la ejecución judicial de tales documentos, que puede acercarle cualquier persona, es una actividad legal. Javier Ruiz Álvarez, con el patrocinio de su hermano, logró la ejecución de uno de los cheques y las fuentes explicaron que el primero participó de la acción judicial porque Tinto le pidió que lo hiciera porque no quería tener contacto con la mujer ni con su esposo, ya que el documento era de la cuenta de este último.