Desde el miércoles pasado y hasta ayer a la noche, los nueve proyectos de San Juan seleccionados para participar en Innovar 2012, el concurso anual organizado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, exhibieron sus creaciones en Tecnópolis ante miles de visitantes que durante los cuatro días recorrieron el parque de la industria argentina. Los representantes provinciales -siete de la UNSJ y dos privados- se sumaron a la deslumbrante exposición de ideas de diseñadores, ingenieros e inventores en general, que en el caso local se ubicaron en las categorías de productos innovadores (4), diseño industrial (2), investigación aplicada (2) y concepto innovador (1), a las que les podrán corresponder premios entre $10 y 30 mil para las tres primeras, y entre 10 y 20 mil pesos para la última, si es que los eligen ganadores a fines de octubre. Productos originales, si los hay. Un ejemplo de ello es el dispositivo protector de sistemas de comunicaciones para vehículos industriales del ingeniero electrónico Gustavo Rodríguez, quien encontró un nicho inexplorado en el mercado relacionado con el cuidado de estos artefactos en los grandes camiones; “es muy frecuente que estos equipos se quemen y dañen y como son de alto valor, cercano a los 20 mil dólares, lo óptimo es evitarlo”, informó el especialista. También, el arquitecto César Perkosky mostró su “No Cell”, invento que inhibe la comunicación de celulares mientras uno va manejando, situación que se recompone cuando el conductor pone el freno de mano, innovación que mereció los elogios de José Luis Gioja la semana pasada, cuando le pidió al creador que lo patente con urgencia y le dé tres de estos bloqueadores. Marcos Cortez Paez, con sus tres productos, un andamio y dos móviles de carga, uno horizontal y otro vertical para utilizar en obras en construcción, demostró la importancia que juega la seguridad en este sector, que paradójicamente no cumple con sus estrictas reglamentaciones en los elementos que a diario utilizan los obreros. “Es una necesidad común entre los trabajadores, el objetivo de estos productos es proponer salud, productividad y rendimiento laboral a partir de un diseño industrial”, contó el diseñador. El andamio metalmecánico cuenta con una pasarela de hasta 1,20 metros -uno tradicional tiene 40 centímetros- y puede contener en su plataforma a dos personas.
Entusiasmados
Los chicos también se interesaron por la muestra: Marcos Marra llevó sus figuras de distintos animales en papel ilustración biodegradable tipo sobre, que puede utilizarse como envoltorio de los blísters de golosinas y de medicamentos para niños, con el agregado de un diseño atractivo, colorido y ecológico; también, Franco Penizzotto -cocreador con Emanuel Slawiñski- presentó su volante vibro-táctil inteligente, que muchos menores testearon, y que a través de una plaqueta GPS advierte y transmite con dos tipos de intensidades, precaución y peligro, las distintas situaciones de riesgo al conductor. “Está buenísimo, te das cuenta si viene una curva peligrosa, si algo te viene a chocar”, expresó entusiasmado Franco, de 8 años, visitante que aprobó el mecanismo. El dispositivo de comunicación para la orientación de personas ciegas en la ciudad que expuso Fernando Muñiz, en el que intervinieron también Juan Pablo Graffigna y José Fuentes, a través de un microprocesador de voz brinda una asistencia tecnológica a los no videntes que transitan por la ciudad, los que, a través de cualquier equipo de frecuencia modulada pueden escuchar las indicaciones del estado del semáforo en cada intersección. En la publicación oficial de Innovar 2012 que se repartió en la feria durante la semana, se destacaron tres creaciones novedosas, entre ellas la silla de ruedas controlada por señales cerebrales para personas con discapacidad motora severa, que detecta a través de un casco con electrodos las señales cerebrales e indica así la dirección que desea tomar el usuario, autoría del bioingeniero y doctor egresado del Conicet Pablo Diez. Por otro lado, José Pablo Doña llevó su sistema de generación de energía hidráulica controlada, que creó con Enrique Nuñez, y Marcela Céspedes, un biodigestor para la cocina, que transforma el residuo orgánico en biogás.

