El ex presidente Fernando de la Rúa deslindó ayer cualquier responsabilidad personal y de su gobierno en la represión del 20 de diciembre de 2001 que causó la muerte de al menos a cinco manifestantes en el centro porteño. Apuntó al papel jugado ese día por la jueza María Servini de Cubría y por la Policía Federal. "En el Gobierno no hubo ningún plan represivo, ni como Presidente; tampoco di orden de reprimir y el Estado de Sitio se dictó a pedido de los gobernadores, principalmente (Carlos) Ruckauf, quien decía estar desbordado", manifestó el ex mandatario en su declaración indagatoria ante el juez federal Claudio Bonadío.

Reconoció que "fue error" haber abandonado la Casa Rosada en helicóptero tras renunciar a su cargo. Señaló que "no estaba de acuerdo" con promulgar el Estado de Sitio la noche del 19 de diciembre, pero admitió que "lo hice por la insistencia del jefe de gabinete Chrystian Colombo y el ministro del Interior Ramón Mestre".

De la Rúa dijo que "nunca existió" una reunión en la Quinta de Olivos, en la mañana del 20 de diciembre, con la presencia del viceministro del Interior Lautaro García Batallán, para configurar un operativo extraordinario de seguridad alrededor de la Casa Rosada y en la Plaza de Mayo. Sin embargo, aseguró que por la tarde de aquel día estaba en su despacho de la Casa Rosada y "llamó la jueza Servini de Cubría, que fue atendida por el Ministro de Justicia, Jorge de la Rúa, e hizo saber que había ordenado el desalojo de la plaza frente a la Casa de Gobierno y que se ubicara a la gente con vallas tras la Pirámide". "Como venían rumores de que desgraciadamente había muertos, se lo pregunté a (el secretario de Seguridad Enrique) Mathov y me lo negó", acotó.

Al salir de la indagatoria, De la Rúa reiteró a la prensa su idea de que, a su entender, "se trató de un golpe civil e institucional", del cual responsabilizó al "peronismo bonaerense", para llevar a la Presidencia a Eduardo Duhalde.