Según lo investigado hasta el momento por la Justicia Federal, el IPV influyó para que el precio de un terreno “pelado” en Rawson se incrementara un 118 por ciento más del valor original que le había asignado el Tribunal de Tasaciones, debido a la promesa de que en esa zona se van a instalar cloacas y que se encuentra en un área urbana. Lo mismo pasó con otro lote en el mismo departamento, donde la suba fue del 40 por ciento. La llamativa situación está en el marco de la investigación por los supuestos sobreprecios en la compraventa de terrenos entre constructoras y el IPV en 2014 y 2015. De acuerdo al expediente, una empresa ganó casi 3 millones de pesos si se compara el valor al que compró el inmueble y lo que recibió por vendérselo después a la repartición. La segunda compañía tuvo a su favor poco más de 2 millones.
El doble cálculo que realizó el Tribunal de Tasaciones, a pedido del IPV, de mínima llama la atención. En el sector privado explicaron que a la hora de comprar un inmueble, una compañía le paga a un particular por lo que hay en ese terreno y no por las mejoras que vaya a tener en un futuro. De hecho, el organismo evaluador también considera el valor objetivo del bien.
En la causa bajo investigación, el IPV llamó a licitación para la construcción de barrios bajo el plan nacional Techo Digno y en esa operatoria, las empresas debían proveer el terreno. Pero el caso estalló porque el organismo, en la gestión anterior, le pagó lotes a las constructoras a precios superiores de lo que éstas lo habían adquirido unos días antes. Este medio accedió a las tasaciones oficiales de 9 de las 16 operaciones que están en la mira de la Justicia, las cuales fueron realizadas por 14 empresas.
De esas transacciones, hay dos que la Justicia mira con lupa. En la primera aparece la constructora Perfil, que le compró a un particular un terreno en Rawson, en calle Vidart, a 4,8 millones de pesos. El Tribunal de Tasaciones lo valuó en 3,6 millones, pero como el IPV le pidió que reconsiderara el hecho de que el inmueble tiene características de urbano y que va a contar con servicio cloacal, lo tasó de nuevo en poco más de 5 millones, casi un 40 por ciento más. Al final, la empresa le terminó vendiendo el terreno al instituto de la vivienda en casi 6,9 millones de pesos, señalaron fuentes calificadas.
En el otro caso, la firma Sigma le había pagado a un privado 4,8 millones de pesos por un terreno en el mismo departamento, pero de calle Dr. Ortega. El ente tasador consideró que su valor era de 2,8 millones, aunque luego de un planteo idéntico del IPV, el precio se elevó a poco más de 6 millones de pesos, un 118 por ciento más. La repartición finalmente lo compró en 7,6 millones de pesos.
En los otros siete casos (ver infografía), las diferencias entre lo que consideró el Tribunal de Tasaciones y lo que terminó pagando el IPV van desde un 13,2 a un 38,7 por ciento.

