Eduardo Recabarren, médico forense de la Corte de Justicia, dijo frente al juez estar "sorprendido", que "no puede ser" y que "jamás hubiera hecho algo así", pero sobre sus espaldas recayó una dura acusación que fue reiterada en varias oportunidades por el fiscal: abuso sexual gravemente ultrajante, cometido sobre una menor que hoy tiene 11 años. Incluso, el representante del Ministerio Público, de la Unidad de Investigaciones ANIVI, dio a conocer escabrosos detalles de cómo el profesional habría cometido los hechos que se le imputan, al punto que remarcó que los mismos, según manifestaciones de la menor, sucedieron en más de 10 oportunidades. Con los elementos expuestos sobre la mesa, el juez de Garantías Diego Sanz fijó un plazo de 10 meses para la investigación y decidió trasladar a Recabarren al Penal de Chimbas, donde quedará detenido por dos meses. Si bien la Fiscalía había pedido que el profesional, por sus problemas de salud, sea alojado en el área de Enfermería del Servicio Penitenciario, el juez destacó que en la unidad carcelaria la atención sanitaria es permanente, por lo que, de sufrir una descompensación, será trasladado a ese lugar.
La imputación contra el médico forense de la Corte fue un detalle clave de la audiencia de control de detención que se dio ayer. Es que, dicho delito, según el Código Penal, tiene una escala penal que va de 4 a 10 años de prisión "cuando el abuso, por su duración o circunstancias de su realización, hubiere configurado un sometimiento sexual gravemente ultrajante para la víctima". Así, el delito no es excarcelable, ya que la sanción mínima es superior a tres años. La defensa de Recabarren, a cargo de la defensora Oficial Emilia Nielson, cuestionó la calificación al indicar que, por los detalles expuestos por la Fiscalía, correspondería la imputación de un delito sexual simple, el cual tiene una pena de 6 meses a 4 años de prisión, lo que permitiría la excarcelación.
Para hacer valer la imputación más gravosa, el fiscal Eduardo Gallastegui remarcó que Recabarren abusó de la menor por el periodo de, al menos, dos años, cuando la niña tenía entre 6 y 8 años. Además, afirmó que, en ese plazo, los episodios, en los que hubo tocamientos, se dieron en reiteradas oportunidades. Así, indicó que, tal cual había adelantado DIARIO DE CUYO, le produjo serios problemas de conducta al punto de que la menor habría manifestado que se quería morir si no la cambiaban de escuela. Por eso, los psicólogos le sugirieron a los padres que la trasladaran de institución, además de asegurarles que el tema de fondo en algún momento iba a estallar. En una nueva escuela, y gracias a una charla con profesionales en la que abordaron la problemática de los abusos sexuales a los menores y la violencia de género, la menor se quebró y narró a su maestra lo que había padecido en manos de, presuntamente, Recabarren. Ya con la denuncia, la que fue realizada por su madre, y con una declaración en Cámara Gesell, la niña contó más detalles y apuntó contra el forense, al punto que recordó el inmueble y la habitación en la que se produjeron los ultrajes.
Según quedó expresado ayer, los abusos cesaron porque, por una cuestión ajena el médico y a la criatura, ambos dejaron de tener contacto. Para avanzar en la investigación, la UFI ANIVI tomará testimoniales, tanto a la menor como a su entorno, y solicitará pericias. Al escuchar la decisión del juez Sanz, que le impuso prisión preventiva por dos meses y la imputación de abuso sexual gravemente ultrajante, Recabarren volvió a negar con la cabeza, hasta que fue retirado por la escolta policial.