Luego del informe de pobreza de la Universidad Católica Argentina (UCA), Monseñor Jorge Lozano pasó por el programa "A todo o nada", de Radio Sarmiento, y habló de todo.
– ¿Qué es lo primero que sintió cuando vio el informe de pobreza de la UCA?
– Una gran tristeza y ver que de ese casi 40 por ciento, la mayoría son niños, niñas y adolescentes, que llegan a un 60 por ciento. Es una gran preocupación por el presente y el futuro porque son personas que dentro de 5, 10, 20 años no habrán tenido salud, educación, alimentación y arrastrarán el estigma de la pobreza en su vida.
– ¿Qué camino cree que hay que empezar a tomar para revertirlo?
– La cuestión de la pobreza es de toda la sociedad, pero, principalmente, de quienes llevan adelante las políticas públicas. En esto, debería haber espacios en los que no se politice el rostro de la pobreza, donde puedan compartir, en una mesa amplia, políticos, empresarios, dirigentes sociales, sindicalistas, referentes de distintos credos, gente con alguna incidencia en el ámbito social, para buscar, juntos, caminos de solución. E incluir en la mesa a los pobres. A veces, se piensan políticas públicas para los pobres desde una oficina en un lugar rico, con aire acondicionado y con alimentos de primera calidad. Hay que escuchar a los pobres y ver cuáles son sus necesidades.
– ¿Por qué no se logra?
– Porque falta compromiso serio con la cuestión de la pobreza. Volviendo a iniciativas muy buenas que hubo a nivel nacional o local, lo que falta después es perseverancia. Y ver que haya una postura generosa en el buscar que las ganancias sean razonables y no exorbitantes en algunas cadenas alimenticias, por ejemplo. Eso implica ver cómo repensar el usufructo para que haya una distribución más equitativa. Insisto, en una mesa en la que pueda haber garantías de transparencia y de un compromiso perseverante en torno a una disminución drástica como para que podamos respetar la dignidad de cada persona.
"Hay una invisibilización de la pobreza, se la esconde. Cuando uno mira el conjunto, prefiere mirar una foto que no exprese dolor".
– ¿Cree que hay sectores políticos gobernantes que les interese mantener este status quo de pobreza?
– Me cuesta afirmar que sí, no podría decirlo. Puedo decir que hay dirigentes que les interesa mantener el nivel de riqueza y que hay cosas de ahí que no se tocan. Porque la pobreza tiene que ver con la acumulación de riqueza en algunos lugares y que no se distribuya adecuadamente en otros. No se trata de una distribución a mansalva sino inteligente. Es decir, si se genera esta riqueza, cómo hacemos para que, a su vez, redunde en nuevos puestos de trabajo y en una inversión que sea para el bien de una comunidad. Cuando hablamos de redistribución equitativa, no hablamos de darle 20 mil pesos a cada familia.
– Le pueden retrucar que se está metiendo con la propiedad privada…
– Sí, claro. Juan Pablo II lo decía y los primeros padres de la iglesia: la propiedad privada es un derecho, pero no es el derecho absoluto. Dios creó al mundo para el bien de toda la humanidad, no para el de unos pocos.
– ¿Ha visto propuestas que le parezcan concretas para disminuir la pobreza?
– No lo puedo afirmar, no lo he percibido. Las preocupaciones apuntan a la macroeconomía, con cuestiones muy importantes, como mejorar la situación de la inflación y del gasto público. Pero no escuché todavía una propuesta más integradora, que tal tipo de medida va a incidir en que la canasta básica tenga tal costo, especialmente, en los hogares más pobres.
– ¿No considera que a la Iglesia le faltó tener un rol más activo?
– Coincido en que nos faltó más. Lo que hacemos no es algo que dé soluciones de raíz. No está en nuestras manos. Tenemos, en varias capillas y parroquias, merenderos o comedores. Hacemos un merendero para 50 niños y, de pronto, nos vienen 100 y tenemos que ver cómo ampliar. Y no nos quedamos conformes porque no sabemos si lo que dimos en la tarde va a poder ser completado en la casa o es la última comida hasta el desayuno.
– ¿Hay más gente solicitando la ayuda de la iglesia?
– Hay un aumento en la cantidad de gente que pide ser incorporada en la mesa o en la vianda que se puedan llevar a la casa.
– ¿Desde cuándo ha aumentado?
– Durante la pandemia, se incrementó muchísimo porque los papás que tenían trabajo por cuenta propia, al estar cerrado todo, no tuvieron ningún tipo de ingreso. A medida que se fue reactivando la actividad económica, fue bajando la cantidad. Desde fines del año pasado o principio de este, se ha incrementado nuevamente la gente que pide ser incorporada o que solicita un refuerzo en la bolsa de alimentos.
– Usted ha hablado de los riesgos contra la democracia…
– La democracia, como institución y estilo de vida, puede corromperse, diluirse o debilitarse. Por ejemplo, el individualismo corroe el sistema democrático porque la democracia busca el bien común. El individualismo busca el "sálvese quien pueda y los demás que se arreglen". Eso no le hace bien a la democracia, al igual que la corrupción, porque es utilizar dinero, que es para el bien público, para un bolsillo particular. Pero la corrupción también deteriora la confianza en la dirigencia porque mucha de la gente que no va a votar es porque le importa poco, está enojada y manifiesta que son todos los mismos y hacen lo mismo. Eso dicen algunos y a mí me da mucha pena porque sé que no es así. La violencia verbal también corroe al sistema democrático porque no permite el diálogo y la democracia se construye dialogando.
– En las PASO se impusieron estilos políticos más duros y combativos, como Javier Milei y Patricia Bullrich. ¿Ve un panorama complicado?
– No lo sé, porque, pensando en otros momentos de la historia, teníamos panoramas pocos claros y, una vez que las autoridades fueron elegidas, ahí empezaron a acomodarse cuestiones discursivas y prácticas. En estos días, he visto que, desde algunos partidos, empezaron a generar propuestas, como señalar que si llega al gobierno tal persona, va a asumir tal persona en este ministerio, que el programa sería tal. Entonces, le da al debate político una legitimidad en las ideas, más allá de las agresiones verbales. Es el camino que necesitamos.
"No diría que se está invirtiendo mal el gasto social, sí que la situación reclama mayor presencia del Estado".
– Milei tuvo hasta insultos contra el papa Francisco. ¿Eso es un riesgo no sólo en el vínculo con la iglesia sino con otros sectores?
– Me dolieron mucho algunas afirmaciones de Milei hacia el Papa. En las últimas semanas, ha sido más medido y moderado y otros candidatos también. Por ejemplo, respecto de la Justicia, el candidato Sergio Massa tuvo hace un tiempo una opinión de la situación judicial de la vicepresidenta y ahora ha sido distinta su postura. También Alberto Fernández. Patricia Bullrich ha tenido afirmaciones en un tiempo que después fueron cambiando. Más allá de las expresiones rimbombantes, veamos qué es lo que van a hacer y, a partir de ahí, ver cómo hacemos una opinión más ponderada.
– Cuando en partidos de centro derecha o de derecha hablan de reducir el déficit fiscal, ¿lo ve peligroso?
– Tiene que ver en cómo pensamos la sociedad. Si pensamos una sociedad inclusiva o si pensamos el ajuste en dejar que se caiga al abismo una cantidad importante de la población. Si por ajuste entendemos ajustar las pérdidas de recursos en gastos superfluos y en eliminar gastos que se pierden por la corrupción… Bendito ajuste. Si lo entendemos en que se caigan de la mesa algunos hermanos, pues no, ahí hay que revisar un poco el modo de plantearlo.
– En sus columnas ha hecho mención a encíclicas papales que hablan del medio ambiente. ¿Considera que el Gobierno ha cuidado ese tema en su apuesta a la minería metalífera?
– Hay cosas que desde acá no conocemos. Sí se han informado algunos accidentes que ocurrieron y eso ha provocado que en el Gobierno de Uñac le hayan impuesto una sanción importante a la empresa y una suspensión de actividades. Entonces, en esta actividad en concreto, tiene que haber un cuidado muy importante en el uso del agua, en la calidad que queda después de ese uso y ver cuáles son los impactos ambientales que tienen los emprendimientos. Es muy importante el conocimiento informado de la población.
– Salvo esos incidentes que fueron multados, ¿considera que es una actividad que se está llevando adelante bien?
– No lo sé. Entiendo que sí. Porque ha habido estas sanciones en este tipo de accidentes.
– Se vienen nuevos proyectos mineros y un nuevo gobierno. ¿Confía en que se van a dar esos controles?
– No lo sé. No hemos hablado con las nuevas autoridades acerca de esto.
– ¿El Papa viene a Argentina? ¿Influye si las elecciones las gana Milei?
– La visita del Papa no depende de quién vaya a ser la persona electa como presidente. Y la visita para el año que viene está más cerca que lo que podíamos pensar. Ahora, ha dado varias señales de que lo está considerando. Si me tengo que jugar, diría un 70 por ciento que sí y un 30 que no.
– ¿Hay alguna precisión de en qué época del año podría venir?
– Intuición, va a ser en algún momento que no haga ni frío extremo ni calor intenso. Respecto de lugares, imagino, por criterios que ha tomado, que iría a algunos lugares que no haya visitado un Papa anteriormente.