Especialistas sanjuaninos en comunicación y en opinión pública coincidieron en que el frecuente uso de mensajes que emite por cadena nacional la presidenta Cristina Fernández contiene aspectos favorables ya que es una herramienta que “mejora la democracia” .

Tras considerar que la estrategia comunicativa presidencial tiene aspectos ‘interesantes‘, Maximiliano Aguiar, director de Acierto Consultora, explicó que los efectos de los mensajes presidenciales en cadena de radio y TV, en la gente o el electorado, “depende del contexto”, y puso un ejemplo.

‘En la crisis del campo que le hizo perder 30 puntos de imagen a Cristina, los ruralistas eran un grupo bastante bien visto por la sociedad que percibía que había un conflicto, en ese contexto, hacer uso de la cadena nacional para intentar mostrar una realidad diferente es contraproducente”, detalló.

“Pero, hoy, en un contexto donde la mayoría de la población piensa que el país está bien, una comunicación aceitada por muchas vías puede ser una comunicación acertada y útil, en tanto y en cuanto estés diciendo que el país crece a la gente que cree que el país crece”, sintetizó Aguiar.

Aguiar destaca que Cristina ha logrado “cambiar la imagen de la cadena nacional”, una herramienta antigua asociada a algo estrictamente formal. “La Presidenta ha buscado aggiornar los discursos con presentaciones más coloquiales y emitiéndolos desde lugares abiertos, con espacios verdes como la Quinta de Olivos”.

De todos modos, para Aguiar, aunque los mensajes por cadena “aparezcan en gran cantidad de medios, eso no garantiza que tanta gente los escuche. Históricamente, los mensajes en cadena nacional son muy escuchados por aquella porción de la ciudadanía que le interesa los mensajes políticos. Esa porción varía entre un 25 y 30 por ciento”.

Para el titular del Instituto de Opinión Pública y Proyectos Sociales (IOPPS), Antonio De Tommaso, el uso de cadena nacional es “correcto cuando se aplica para anunciar cosas importantes.

Definir qué es importante va a depender de quienes son los beneficiarios de ese anuncio. Si es un grupo social amplio, como jubilados, los niños (por la Asignación Universal por Hijo), o peones rurales, los mensajes por cadena me parecen correctos y necesarios”.
Para el experto, restringir “el uso de cadena nacional no es más que una paranoia de quienes piensan que esto suma votos (al oficialismo), cuando lo que suma o resta son las obras”. Las frecuentes apariciones de la presidenta “no inciden ni en ganar ni en perder. Inciden en el sistema democrático”, dijo De Tommaso.

En la misma sintonía, el consultor en comunicación, Daniel Soler, dijo que los frecuentes mensajes por cadena nacional son “una herramienta democrática necesaria e imprescindible”. “Verlo a Lula llorar. Escuchar sin que nadie me lo cuente, en vivo, algo tan trascendente para la integración regional como la inauguración de una nueva embajada no me parece un atropello ni un abuso. Me parece un facilitador de la democracia la posibilidad de ver algo sin que haya de por medio un medio de comunicación que me lo cuente”, agregó.

Asimismo, consideró que no le parece “tan grave para la vida institucional del país que alguien se pierda una novela, en caso de que se interrumpiera su transmisión para difundir un mensaje por cadena nacional. Me parece importante que la gente pueda comprometerse más directamente. La gente no está politizada en este país. Falta más compromiso institucional”. Además, consideró que actualmente “hay un momento de quiebre en los estilos de comunicar (del Gobierno) y en los canales habituales con los los que habitualmente nos informamos”.

Por su lado, el productor audiovisual, Gustavo Muñoz, consideró ‘importantísimo’ el uso de la cadena nacional, tras agregar que ‘si hay alguien que se merece usarla, después de todo lo que han invertido en medios de comunicación, es la presidenta’ Fernández de Kirchner.

“A mí me pone muy contento que me cuenten en cadena que se inauguró una escuela, una ruta. Además, como un trabajador del medio te puedo asegurar que demanda un trabajo colosal elaborar y procesar las imágenes que se transmiten por TV de lo que hace diariamente Cristina. Son seis o siete episodios al día, es de locos”.