Apenas con 19 años tuvo una hija, pero decidió criarla sola, y ahora no le queda otra que trabajar en la recolección de aceitunas porque a pesar de que estudió y hasta se recibió de preceptora, no consigue trabajo. Como si fuera poco, se cansó de pedir ayuda en el municipio y dice que nunca se la dieron. Es Yohana Belén Castro, una joven veinticinqueña de 25 años que decidió meterse en política y armó una lista con otros cosechadores para pelear la Intendencia departamental desde el Frente Progresista Popular, que postula a Benjamín Kuchen para gobernador.

“Somos un grupo de amigos del trabajo que queremos un cambio”, dice Yohana, mientras pone a calentar la pava en un anafe alimentado por una garrafa para preparar unos mates. La improvisada cocina está ubicada en una de las dos humildes habitaciones de la pequeña vivienda que alquila al costado de la Ruta 279, entre 21 y 22, cerca de Las Casuarinas. La casita tiene paredes de caña y barro y piso de cemento, pero no cuenta con agua ni un baño. En los fondos hay una letrina a la que tiene que salir a pesar de los días de frío.

En la cuadrilla de cosechadores que integra hay un joven, Sergio Mariño, que es el postulante a primer concejal, que la entusiasmó con la idea de armar una lista. A ella, que nunca había participado en política, le gustó la idea y buscaron a otro trabajador, Darío Rodríguez, para que fuera como diputado. Así nació la lista “Sumate al cambio, por un 25 de Mayo con igualdad de oportunidades”, en el marco del Frente Progresista Popular, que integran el Partido Socialista, el Gen, Proyecto Sur y el Partido del Trabajo y el Pueblo (PTP).

Pero la tarea no le es sencilla a Yohana. Su jornada arranca a las 6,30 porque a las 7 ya pasa la camioneta que lleva a la cuadrilla de trabajadores a Sarmiento, donde está la plantación de aceitunas aceiteras en la que trabajan. Con frío o con sol, la tarea se extiende hasta las 17,30, cuando la llevan de vuelta a casa. Apenas si tienen un descanso para almorzar, en la misma finca, la comida que ellos mismas preparan y que les descuentan del jornal de trabajo. Cada día le toca cocinar a un cosechador distinto y el menú puede incluir arroz, un guiso o una carbonada. “Algo sencillo, porque hay que seguir cosechando”, dice Yohana.

La tarea consiste en arrancar las aceitunas de las ramas de los olivos utilizando un rastrillo y recogerlas de las lonas extendidas por el suelo hasta llenar un cajón. La labor es al tanto, es decir que por cada cajón le pagan 20 pesos. En un buen día puede llegar a hacer unos 15 cajones y percibe unos 300 pesos. “Pero no todos los días son tan buenos, hay veces que apenas junto 120 pesos”, cuenta la joven. Es que a cada obrero le asignan una melga y hasta que no la completa no puede seguir con otra.

Con ese presupuesto tiene que hacer frente al alquiler de la casita, de 400 pesos por mes, la luz, el gas de la garrafa y lo necesario para su subsistencia. “Hay que arreglárselas con lo que se puede”, expresa la chica.

A pesar de lo duro de la tarea, la joven dice que a la que más extraña es a su pequeña hija, Sayra, de 5 años. De lunes a viernes la nena está como interna en la Escuela Albergue Juan Carlos Navarro, de El Encón, donde cursa su primer grado. “Acá no la puedo tener porque estoy trabajando la mayor parte del día así es que está conmigo sólo los fines de semana”, dice Yohana. El resto de la semana su compañía son “Lulú”, una pequeña gatita blanca que no se despega de la única estufa eléctrica de la morada, y el perro “Chiquito”, que le avisa cuando se arrima algún desconocido.

En el caso de llegar a ser intendenta, la joven dice que lo primero que quiere hacer es un relevamiento para determinar la cantidad de madres solteras, los jubilados y los discapacitados. “Son los primeros que hay que ayudar”, expresa. Y la segunda cuestión son las fuentes de trabajo. Por ejemplo, su mayor preocupación es que la recolección de aceitunas se está por terminar y después no hay muchas opciones. sobre todo para la mujeres. “La poda en los parrales es para hombres, a las chicas no nos queda mucho por hacer”, sostiene y menciona que antes de los olivos estuvo en la cosecha de uva, pero para eso tendrá que esperar hasta el año que viene.

Para la campaña, en lo que resta hasta las PASO del 9 de agosto, la joven dice que va a aprovechar los pocos ratos libres que le deja el trabajo y el cuidado de su pequeña hija para conocer las inquietudes de sus vecinos en el departamento.