En el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV) estudian hacer un reempadronamiento de gente interesada en tener la casa propia. Si bien con el sorteo masivo que el Gobierno Provincial encaró en 2009, se refrescaron los datos de los más de 48.000 inscriptos en el organismo oficial, el trabajo que se requiere es más profundo, según dijo el interventor del IPV, Vicente Marrelli, ayer durante una nueva entrega de casas (ver aparte).

"Está en análisis un trabajo de reempadronamiento a los efectos de actualizar información. Todavía no sabemos cómo, lo estamos analizando, para dejar a los que cumplan con los requisitos", aseguró el funcionario. Así, sin dar fechas tampoco, no descartó que para el reempadronamiento, cada persona aunque ya se haya anotado, tenga que volver a ir para registrar sus datos actuales.

De hecho, esta operación es la que se prevé que ocurra, ya que cuando un aspirante a tener casa ingresa al sistema del Instituto, se le pide que vuelva ni bien cambie su situación familiar o habitacional. Esto, porque cualquier modificación puede hacer que la persona deje de cumplir con los requisitos para ser beneficiario del organismo, como son tener un grupo familiar constituido, no tener otra vivienda a su nombre y residir en la provincia, entre otros.

En los hechos, esta actualización voluntaria casi no ocurre. Por eso, en el último sorteo de 2.271 viviendas para clase media, se sorteó también un cupo de suplentes equivalente al 20 por ciento de los techos en juego, es decir, unos 454.

De los suplentes, Marrelli dijo que estimativamente ya entraron unos 200 y agregó que "yo creo que van a entrar todos" en el reparto. Esto supone que habrá más de 400 titulares sorteados que no cumplen en la actualidad con los requisitos o nunca los cumplieron -la inscripción en el IPV es una declaración de buena fe- y se sabe cuando se hace el cruce con bases de datos de otras reparticiones, como el Registro de la Propiedad.

"El sorteo se hizo con un padrón que tenía muchos años y nos ha costado un poco y nos sigue costando porque falta trabajar con esa gente para que muestre las condiciones. Y si no las pueden cumplir, se les da de baja. Algunos las recurren, algunos tienen razón, otros no, y así se va trabajando. Estamos en el trabajo final que es más lento y más complejo porque a nadie le gusta quitar una vivienda, se trata de que cumplan", aseguró Marrelli.