Un total de 30.573.160 millones de argentinos están citados hoy a las urnas para elegir 127 diputados y 24 senadores en unos comicios de medio término cuyo resultado será clave para medir el apoyo popular que conserva el oficialismo tras una década de Gobierno y el surgimiento de nuevos liderazgos de cara a las presidenciales de 2015.

En estos comicios, el oficialista Frente para la Victoria (FpV) pone en juego la mayoría parlamentaria.

Como siempre toda la atención del comicio tiene un solo epicentro: Buenos Aires. El mayor distrito electoral de la Argentina tiene un padrón de 11.422.266 votantes, es decir, el 37,36% del total general. Y allí hay una batalla, con dos protagonistas excluyentes, que comenzará a definir los liderazgos dentro de peronismo y la grilla de partida para 2015.

El oficialismo juega su carta más brava con el candidato a diputado nacional, Martín Insaurralde, que intentará acortar la distancia (casi 6 puntos) que le sacó en las PASO su principal contrincante en esta contienda, el candidato del opositor Frente Renovador, Sergio Massa.

El intendente de Tigre, una astilla del palo, se consagró en las primarias con el 35 por ciento de los votos y aspira a estirar su ventaja para instalarse como firme candidato a tomar la posta en la Casa Rosada.

El resultado en la provincia de Buenos Aires comenzará a definir cómo serán los dos últimos años de gobierno kirchnerista, no sólo por la cantidad de bancas para aprobar leyes clave, sino por el grado de poder político que le quedará a Cristina hasta entonces.

En el kirchnerismo temen que una derrota demasiado estruendosa desate una dura interna en el PJ que -con el resultado latente de las legislativas y las dudas por la salud de la Presidenta- el 15 de diciembre tiene fecha probable para definir en elecciones internas la conducción del PJ nacional y bonaerense para los próximos 4 años.

Sin embargo, aún repitiendo el mal paso de las primarias, el oficialismo que pone en juego la mayoría en el Congreso, no vería reducido su poder de fuego.

El kirchnerismo, que logró el 26% de los votos a nivel nacional en las PASO, lejos del 54% que consagró a CFK para su segundo mandato en 2011, confía en poder mantener, junto a sus aliados, el quórum en Diputados y Senado, con las bancas que consiga hoy, si se cumplen o se mejoran los resultados de los comicios primarios del 11 de agosto.

De confirmarse los pronósticos de la mayoría de las encuestas y aún si hubiera una derrota en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires y en otras gobernadas por el oficialismo, como Mendoza, Cristina Fernández podría mantener, con la ayuda de aliados, el quórum propio en ambas cámaras.

Sin embargo, el mayor problema que deberá afrontar el kirchnerismo para evitar su desaparición como espacio hegemónico dentro del PJ es contener una eventual fuga masiva de legisladores después de este 27 de octubre, en el marco de un reacomodamiento en el justicialismo, ante la aparición de Sergio Massa y una eventual consolidación de Daniel Scioli. Un proceso de ese tipo comenzó a vislumbrarse después de las PASO, con el salto de varios diputados y senadores del FpV hacia el massismo.