Hoy se definirá quién será el próximo presidente de la Nación, en una segunda vuelta que, según encuestas, podría ser muy ajustada entre Javier Milei, de La Libertad Avanza, y Sergio Massa, de Unión por la Patria (UxP). En ese marco, en las redes sociales y en la calle aparecieron carteles haciendo campaña por una "tercera opción": el voto en blanco. Ir a las urnas y poner un sobre vacío es una decisión válida y legítima del electorado que no le convence ningún candidato, pero el total de blancos no tiene impacto en el resultado, ya que no beneficia a ni una ni otra propuesta en el porcentaje final y sólo se lo tiene en cuenta a los fines estadísticos para conocer qué cantidad de sanjuaninos se inclinaron por esa alternativa. A la hora de elegir al jefe del Estado nacional, el voto en blanco ha ido bajando en San Juan, por lo que se verá si hoy sigue esa tendencia o, por el contrario, se revierte y llega a números históricos, dado que casi un tercio de los votantes se quedó sin su postulante en octubre.

La "campaña" por el voto en blanco se vio reflejado en redes y en pasacalles, como uno que apareció en avenida Joaquín Uñac antes de calle 10, en Pocito, similar al de otras ciudades del país. Se desconoce el origen de la movida, ya que no está identificada con ningún partido en particular, pero claramente refleja un rechazo a ambos candidatos, sea por los motivos que fuere. Se trata de algo novedoso, que apuntaría a persuadir a los votantes de los frentes que se quedaron afuera, como los que se inclinaron por Juntos por el Cambio (que salió en tercer lugar), el Frente de Izquierda o Hacemos por Nuestro País, de Juan Schiaretti.

Suele circular la creencia de que el voto en blanco beneficia a un candidato en particular (sobre todo del oficialismo) en el recuento final, pero eso es falso. Ese tipo de sufragio no se suma a ninguna de las alianzas. A la hora de definir los porcentajes de los dos contendientes, sólo se computan los afirmativos, es decir, los que eligieron alguna de las dos opciones. Eso quiere decir que uno de los candidatos alcanzará, por el ejemplo, el 54 por ciento y, el otro, el 46 restante. El recuento del blanco no se agregará a la suma, pero estará registrado y sólo servirá como materia estadística.

El tema del voto blanco sí puede ser usado como estrategia. Si hay una coalición que tiene un núcleo duro y alto de simpatizantes y no puede crecer más, le conviene que el electorado, disgustado con la clase política, por la situación económica o disconforme con las dos propuestas, termine colocando el sobre vacío en la urna, con el único objetivo de que no vaya para su rival.

La tendencia del voto en blanco ha sido a la baja. En las PASO, representó el 3,9 por ciento y, en la general, fue de 1,49 por ciento en la categoría de presidente y vice, de acuerdo al escrutinio definitivo. En el resto, los números de blancos fueron mayores: 18.905 para senador, 53.527 para diputado nacional y 54.949 en el caso de parlamentario del Mercosur. Esto refleja un mayor interés en la categoría que define quién ocupará el sillón de Rivadavia, lo que se vio replicado en la cifra de blancos que se dio en el balotaje de 2015. En San Juan, solo un 0,77 por ciento de los electores no prefirió a una de las dos fórmulas de ese momento, que encabezaron Daniel Scioli, del Frente para la Victoria, y Mauricio Macri, de Cambiemos.

Se verá si hoy se mantiene la tendencia baja o si el rechazo a ambos aspirantes es tal, que eleve la cifra de voto en blanco a niveles históricos.

 

Clases de votos

Para que un voto se considere blanco, el sobre debe estar vacío. El nulo, en cambio, es cuando el votante puso boletas de más de una fuerza, está dañada o hay otro objeto. Un voto impugnado se da cuando las autoridades de mesa ven una irregularidad.