Tras la implosión que causó en el Peronismo Federal la retirada de Felipe Solá, en el ibarrismo se quedaron sin referencia nacional y ahora evalúan buscar nuevos horizontes de sostén político.
El intendente Gustavo Rojas contó que una de las opciones que evalúan es alinearse con Cristina, al tiempo que negó que eso implique una vuelta al PJ en la provincia. El líder del espacio, Mauricio Ibarra, se mostró cauto y advirtió que no es momento de tomar definiciones.
La noticia tuvo repercusiones en el kirchnerismo local: José Luis Gioja dijo que sería una señal de que se equivocaron al enrolarse en la vereda de enfrente.
“Es una de las opciones que estamos estudiando, no la descartamos, pero no vamos a tomar ninguna decisión antes del 23 de octubre”, aseguró ayer Rojas sobre la posibilidad de acercarse a las filas K. Sería la vuelta del ibarrismo a ese espacio. Lo integró hasta 2009, cuando Ibarra pegó el portazo en el PJ por sus diferencias con Gioja y se alió con fuerza de la oposición (ver aparte). A modo de argumento de un eventual giro, el jefe comunal explicó ayer que Cristina “cambió el discurso confrontador que tenía, hoy es más dialoguista y conciliadora y eso es agradable”.
La idea de encolumnarse detrás del oficialismo nacional ya estuvo en análisis en el ibarrismo y fue hace poco. En la previa a las primarias del 14 del mes pasado, un sector del partido planteó que lo mejor era jugar sin socios locales en las urnas y ser una de las patas sanjuaninas de Cristina.
Pero la idea no prosperó y finalmente la decisión fue mantenerse dentro del Peronismo Federal y reeditar la sociedad con la fuerza que lidera Roberto Basualdo.
La receta derivó en hechos políticos de peso que hicieron resurgir la posibilidad de una vuelta. El Peronismo Federal que contenía a los justicialistas anti K empezó a desmembrarse y en las primarias, Cristina quedó encaminada hacia la reelección con más del 50 por ciento de los votos y el ibarrismo perdió en forma contundente con el giojismo en Rawson, el departamento que intenta sostener como su principal base de construcción.
Para colmo, Felipe Solá, la figura sobre la que Ibarra puso sus fichas nacionales, oficializó el martes su salida del PJ disidente y mostró señales de acercamiento a la Casa Rosada.
Las alternativas que barajan en el ibarrismo son dos: seguir la senda kirchnerista o sumarse a un nuevo espacio opositor de la reorganización política que traerán las elecciones generales del 23. Rojas dijo que a juzgar por las opiniones que hay hasta el momento en el partido, “estamos más cerca de la Presidenta que de la oposición”. Sin embargo, aclaró de inmediato que no hay nada definido: “hay que esperar, está todo muy convulsionado y los mejor es tomarse tiempo”.
Sobre una eventual vuelta al peronismo local, el jefe comunal aseguró que “no es algo que estemos analizando, personalmente creo que no están dadas las condiciones”. Declaración que están en línea con lo que dijo Ibarra hace poco, cuando afirmó que de ese tema no están hablando.
Ayer, desde Capital Federal, Ibarra prefirió bajar la expectativa sobre cualquier cambio de alineamiento nacional. Se limitó a decir que “es prematuro e inconveniente fijar posicionamientos en pleno proceso electoral”. De todos modos, no desautorizó las palabras de su sucesor en la Intendencia de Rawson, que es uno de sus hombres más cercanos.
Gioja, sentado en el capital político que le da haber conseguido más del 70 por ciento en las primarias, dijo que “me encantaría” que los ibarristas se sumen a las tropa K y aprovechó para pasarles factura sutilmente.
“Sería un reconocimiento a todo lo positivo que se ha hecho a nivel nacional, no es que para refregárselos ni mucho menos, pero sería un reconocimiento de que dieron un mal paso”. Además, insistió en que las puertas del PJ local “están abiertas de par en par, no sobra nadie”.

