Le costó decidirse finalmente por ocupar el casillero más incómodo: ser candidato a gobernador y luchar contra José Luis Gioja por el cargo. Le costó -y le sigue costando- encontrar un lugar para un viejo-nuevo amigo, Mauricio Ibarra. Y ahora le está costando también asumir que deberá dejar de lado el cargo que tan bien le cayó durante 6 años: la banca en el Senado.
Para esto último ha comenzado a cocinarse un antídoto en los cuarteles de Roberto Basualdo. Analizan la posibilidad de que el actual senador figure como aspirante a la Casa de Gobierno, como ya se comprometió públicamente, pero también que lo haga silenciosamente en la lista de senadores nacionales de su partido.
Sería ocupando un lugar entre los suplentes, detrás del primer titular -con toda certeza será Guillermo Baigorrí- y de la segunda candidata, que debe ser una mujer.
Es una jugada que está siendo analizada bajo el más estricto silencio, teniendo en cuenta lo dificultoso que sería presentarla y llevarla a la práctica. Pero que funcionaría como una especie de garantía para el senador, de que en algún momento de los próximos 6 años -si es que su partido gana, al menos, el senador por la minoría reservado a la primera fuerza de oposición en la provincia-, podrá volver a ocupar el cargo.
¿Es una jugada ajustada a la ley? Sí, porque la ley de internas abiertas en la provincia prohibe expresamente presentarse para dos cargos de manera simultánea, pero para los cargos provinciales. Y la ley de internas nacional dispone lo mismo, pero para cargos nacionales. En este caso, se trata de un cargo provincial y otro nacional, y no hay ninguna ley que lo prohiba, pese a que es muy probable que todos los cargos en juego el 23 de octubre -provinciales y nacionales- figuren en la misma boleta.
El operativo cuenta con el dato a favor proveniente del almanaque electoral: las fechas límite para la presentación de candidatos son diferentes para los aspirantes provinciales y los nacionales. Mientras que en el primer caso la última fecha es el próximo miércoles 15 de junio, para los nacionales operan diez días después, y entonces hay un margen mayor para que no suenen las alarmas.
Lo que se busca es un mecanismo político eficiente para comunicarlo y hacerlo digerible, de manera que la operación no genere malestar ni se convierta en una bola de nieve. Saben que es difícil, pero no imposible. Y que la polvareda que pueda levantar, es posible disiparla en pocos días. Hace poco, para justificar su renuncia a la candidatura senatorial, que había anunciado inicialmente, remarcó que estaba sacrificando la seguridad de seguir en la Cámara alta, en pos de un proyecto político.
Después, si el basualdismo gana la banca tan preciada, habrá tiempo para decidir, pero ya con la posibilidad garantizada. Para que el senador suplente ocupe la banca deben renunciar el titular y la segunda candidata: nada que la política y las fidelidades a los liderazgos no puedan hacer.
Con la movida, de ejecutarla, Basualdo busca no perder un lugar en el que ha construido poder desde que ocupa la banca -2005-, integrando el bloque peronista federal, codo a codo con Adolfo Rodríguez Saá. En el recinto no es uno más: es vicepresidente segundo del Senado, en el cuarto lugar de autoridades, detrás de Julio Cobos.
El dilema de Roberto Basualdo:¿ser candidato en dos listas?
Analizan la posibilidad de que el actual senador figure como aspirante a la Casa de Gobierno, como ya se comprometió públicamente, pero también que lo haga silenciosamente en la lista de senadores nacionales de su partido.

