El nuevo hecho ocurrió el 8 de septiembre de 2016, casi un año después del primero. En la madrugada de esa jornada, un trozo de hielo se desprendió de una ladera del valle de lixiviación (el lugar donde se separa el oro de la roca) y golpeó y desacopló una cañería que transportaba solución cianurada. El líquido no llegó a salir del perímetro, pero empujó piedras lixiviadas que sí traspasaron las bermas de contención aunque, según las mediciones, no tuvo ningún impacto en los cauces de agua de la zona.
Frente al nuevo incidente, el Gobierno sanjuanino suspendió las actividades en la mina y luego la Justicia tomó la posta al dictar una medida similar con una cautelar e iniciar otra investigación judicial.
Luego de constatar que Barrick había realizado mejoras en el valle de lixiviación, el juez jachallero Pablo Oritja le pidió al Ministerio de Minería que, a través de la Policía Minera, constatara que estuvieran todas las que había ordenado. En base a un informe que redactó el titular de la cartera, Alberto Hensel, el magistrado exigió obras adicionales a la compañía y la presentación de un plan de trabajo de seguridad a aplicar en el corto, mediano y largo plazo, que la repartición le había pedido por vía administrativa.
Entre las mejoras había, por ejemplo, la instalación de cámaras de monitoreo en la zona del valle de lixiviación.
Por este segundo hecho, desde el Gobierno dijeron que se iba a a aplicar una nueva multa, pero hasta el momento no ha concluido el proceso para la determinación del monto ni su instrumentación.