El ingreso de La Rioja a Cuyo, proclamado el 22 de enero de 1988 en la Casa de Gobierno sanjuanina, tuvo como columna vertebral un ambicioso documento de 19 puntos que planteaban acciones comunes entre las provincias tendientes a reforzar aspectos claves: comunicación, desarrollo económico, gestiones en bloque ante la Nación, integración con Chile, entre otras. Carlos Menem, por entonces gobernador de La Rioja, vio en esta región un trampolín de desarrollo para su provincia, principalmente en materia minera. Pero para darle entrada, tuvo que negociar con sus pares de San Juan, Carlos Enrique Gómez Centurión; de Mendoza, José Octavio Bordón y el puntano Adolfo Rodríguez Saá.

Luego de este acuerdo formal, los propósitos comunes tuvieron aspiraciones altas pero, en la práctica, cada gobierno provincial tiró para su lado. Un punto de inflexión en la relación fue la dura embestida mendocina allá por 1997 cuando atacó política y judicialmente la viabilidad del régimen promocional, una herramienta clave para las otras provincias del Nuevo Cuyo, que tuvo su reedición en el año 2010 luego de que el Gobierno mendocino y las cámaras empresarias de esa provincia volvieran a recurrir a la Justicia para frenar el decreto 699/10 que extiende los beneficios promocionales.