El lunes desembarcará en Correo Argentino, una empresa 100% estatal, Gustavo Papini. Se trata de un ejecutivo de extrema confianza de Mario Quintana, el vicejefe de Gabinete y uno de los tres hombres más fuertes del Gobierno. Esta estrategia tiene doble objetivo: por un lado darle un nuevo impulso a la empresa, la primera que estatizó Néstor Kirchner en 2003, cuando era propiedad nada menos que del Grupo Macri. Pero al mismo tiempo resulta un tiro por elevación nada disimulado a Hugo Moyano, el jefe sindical que en los hechos se quedó con el control de OCA, el gigante postal privado que en la década de 1990 pertenecía a Alfredo Yabrán.
La marcha sindical del último martes desencadenó el ataque de Macri sobre la cúpula del sindicalismo argentino. Acusa a los dirigentes de manejarse con políticas que atrasan 50 años e impiden la modernización de la Argentina. En un encuentro reservado, previo a la marcha, fue el propio Quintana el que le pidió a Moyano que dé marcha atrás con la medida.
Pero en la charla el sindicalista se despachó con una queja relacionada con uno de sus nuevos negocios. "El gobierno se está quedando con los negocios de OCA", le dijo. Se refería así a tres reparticiones oficiales que históricamente contratan los servicios de la empresa, pero que ahora decidieron migrar al Correo Argentino, es decir pasarle el negocio a la empresa estatal. Aunque Moyano nunca reconoció formalmente que es quien se hizo cargo de la compañía, sus empleados saben que los sueldos se pagan directamente desde la sede de Camioneros.
Además de las críticas a viva voz, el Presidente actuó: echó a Luis Scervino, a cargo de manejar los millonarios fondos de las obras sociales, y a Ezequiel Sabor, el secretario de Empleo. Ambos eran hombres del eterno José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), uno de los más activos en el palco de la tarde del martes. El tiempo dirá si la ofensiva es un juego de artificio electoral que se apaga en octubre, o si la decisión es ir por un cambio de fondo en las reglas laborales de la Argentina, imposibles de modificar con este sindicalismo, al menos en la evaluación presidencial.
Los cambios en el Correo comenzaron a tomar forma a mediados de julio, cuando el Gobierno tomó la decisión de eliminar el Ministerio de Comunicaciones. La decisión fue entonces que pasara a funcionar bajo la órbita de del Ministerio de Modernización, a cargo de Andrés Ibarra. Desde allí preparan un plan que busca generar alianzas con empresas postales del Estado en distintos lugares del mundo, especialmente europeos. El objetivo es avanzar con un plan que sobre todo aproveche la enorme capilaridad que tiene la compañía en todo el país. En muchos lugares, por ejemplo, no llegan las sucursales bancarias.
Retomar, por ejemplo, el plan para prestar servicios financieros, impulsando la bancarización en lugares remotos del país. Lo mismo sucede con el negocio de seguros. Pero también para transformarse en una pieza clave en el explosivo negocio de e-commerce y las crecientes necesidades de logística que tienen las compañías a la hora de la venta on line. "Los Kirchner mantuvieron doce años el control de la compañía y no hicieron nada. Ahora hay que revitalizarla, pero es imposible sin acuerdos con compañías internacionales", señalan en los pasillos del Correo. Desde ya, descartan cualquier plan de privatización total o parcial.
Moyano ya expresó su malestar porque el Correo Argentino se está quedando con negocios de OCA. Macri decidió que varias reparticiones del gobierno le pasaran su cartera a la compañía estatal.
Papini será quien esté a cargo de esa tarea de modernización. En su cuenta de Linkedin están sus antecedentes profesionales, donde surge que trabajó en Pegasus, justamente el fondo de inversión que comandaba Quintana y cuya compañía estrella es Farmacity. Pero además, también llegó a manejar Musimundo, otra de las empresas del fondo. Le tocó hacer la reconversión de una empresa dedicada a vender CD y libros a una compañía de venta de electrodomésticos y línea blanca. Pero su principal desarrollo profesional fue como gerente general de Disco, donde trabajo durante casi veinte años, antes de transformarse en uno de los hombres de confianza de Quintana.
Su último trabajo no figura en el currículum subido a la web. En el 2014 actuó como gerente financiero de Patricio Farcuh, el controvertido líder del Grupo Rhuo, que se había quedado con el manejo de OCA luego de que fracasara el plan para que el propio management maneje la compañía. La aventura del Grupo Rhuo en el gigante postal dejó a la empresa al borde de la quiebra. La AFIP le reclama una deuda de $ 1.700 millones por impuestos retenidos y no rendidos.
Junto a Farcuh desembarcarán en el Correo Argentino tres ex ejecutivos de OCA: Antonio Cao, Jorge Calone y Natan Teubas. Estos nombres despertaron aún más las suspicacias sobre las intenciones del Gobierno, que no pasarían sólo por darle un impulso mayor a la empresa estatal, sino además por birlarle una cuota mayor de negocios que hoy posee la empresa que maneja el clan Moyano. Si bien nadie lo aclaró, se supone que Jorge Irigoin, actual presidente del Correo Argentino, seguirá en su puesto. Se trata de un histórico gerente del Grupo Socma que ya manejaba la empresa en la época en que Franco Macri se había quedado con la concesión.
El titular de la AFIP Alberto Abad viene pidiendo pista para reclamar la deuda de OCA y ejecutar. Se trata de un tema bien delicado. La compañía posee 7.000 empleados directos y otros 5.000 indirectos. Quintana, por su parte, viene manteniendo reuniones con Farcuh, que en los papeles sigue manteniendo el control de la empresa. El contenido no trascendió, pero el propio Moyano le confesó a su círculo que intuye un plan del Gobierno para desguazar OCA, incluyendo una integración parcial con el Correo Argentino.