El hecho es insólito y evidencia un grave descontrol interno que podría haber terminado en tragedia. Un funcionario municipal de Caucete que no tenía ningún tipo de habilitación fue sorprendido conduciendo un patrullero municipal a alta velocidad y con la sirena encendida, por lo que terminó demorado en la comisaría departamental. El hombre es cerrajero también y cuando fue interrogado, dijo que se lo habían dado los encargados del área de seguridad de la comuna. Desde el entorno del intendente Julián Gil aseguraron después que se lo llevó para arreglar una cerradura que estaba rota.
El sorprendente hecho ocurrió el jueves, pero recién trascendió ayer. Los patrulleros son propiedad del municipio, tienen choferes asignados y si los maneja cualquier mortal, el seguro no cubriría las consecuencias de un accidente y todo correría por cuenta y orden de la comuna, es decir saldría de la plata de los cauceteros. Aún así, no hubo ningún cuidado y uno de los móviles fue conducido por una persona que no está habilitada y que nada tiene que ver con el sistema de vigilancia del municipio.
El involucrado directo es Ariel Fernández, el cerrajero y jefe del área de prensa del municipio. Según fuentes policiales y del municipio, los efectivos de la Comisaría Novena lo pararon y el hombre se justificó diciendo que Marcelo Platero, el coordinador de la Policía Comunal, y Claudio Olmos, el jefe del cuerpo, lo habían autorizado. Horas más tarde, fuentes cercanas a Gil le aseguraron a este diario que en realidad le dieron el vehículo para que arregle la cerradura y que no tuvieron mejor idea que decirle que haga ese trabajo en su casa.
La noticia llegó rápidamente al Gobierno provincial. Allí no ocultaron el enojo por el desmanejo, ya que es la Provincia la que compró los patrulleros y los transfirió a los municipios para que recorran el departamento y mejoren la seguridad.

