En un clima de festejo y por momentos de fervor y con críticas mutuas, el peronismo dividido festejó ayer el "Día de la Lealtad": mientras el oficialismo celebró por partida doble en Buenos Aires, el justicialismo disidente recordó la histórica jornada en un acto desarrollado en el porteño estadio de Obras.

Tras comenzar su discurso a las 18,44 en el Teatro de La Plata, la presidenta Cristina Fernández destacó la necesidad de avanzar con "una reforma política en la que los partidos se democraticen en serio, para que la sociedad se comprometa y participe".

Al encabezar el acto por el Día de la Lealtad peronista en la capital bonaerense, la jefa de Estado reiteró que la sociedad debe decidir si será gobernada "por las corporaciones o en democracia por los partidos políticos".

En su discurso de 23 minutos, cargó contra quienes "agravian" al gobierno porque eso demuestra que "no se les cae una sola idea".

Luego de aclarar que hablaba "no como Presidenta, sino como compañera", aseguró que "el neoliberalismo económico produjo la gran trampa de dejar a los políticos el manejo del sistema institucional para reservarse para sí el manejo económico, y dejó la paradoja por la cual los políticos debían rendir cuentas" sobre algo que no estaba en sus manos. "Esta trampa mortal debe ser desarticulada", insistió.

Cristina hizo uso de la palabra, luego de que hablaran el vicegobernador bonaerense, Alberto Balestrini, el gobernador Daniel Scioli y el dirigente histórico Antonio Cafiero, quien fue homenajeado y declarado ciudadano ilustre de la Provincia.

La escuchaban desde el escenario, además de Cafiero, Scioli y Balestrini, su esposo y antecesor, Néstor Kirchner, y el líder de la CGT, Hugo Moyano.

En otra parte de su intervención, la mandataria dijo que el país se divide, "desde 1810, entre los que miran para afuera y esperan que les digan lo que tienen que hacer" y los que, como ella, apuestan a un "modelo popular" para hacer una construcción "amplia y generosa".

Horas después de regresar desde la India, a donde viajó en visita oficial, la Presidenta dijo que durante su gira fue recibida tanto por dirigentes del gobierno y de la oposición y contó: "¿Ustedes creen que hablaron una sola palabra mal del otro, que levantaron una sola crítica?".

"Reconocieron diferencias domésticas, pero coincidían en la política exterior. Por ello, es necesario discutir ideas, dejar de lado el agravio", postuló Fernández.

Luego de recordar que su generación entendió "a sangre y fuego" la importancia del "valor de la democracia", recordó que a todas las unió un común denominador, el de los "sueños".

Para el final, aclaró que hablaría, ahora sí, como Presidenta, y agradeció a los presentes "el apoyo dado en todos los momentos difíciles, que no han sido pocos". "No han sido pocos, en parte porque soy muy peronista y porque soy mujer, porque el género sigue pesando", señaló.

Los festejos del kirchnerismo ya habían empezado por la mañana de ayer en la Quinta de San Vicente, en un acto que fue cerrado por el ex presidente, Néstor Kirchner.