La presidenta, Cristina Fernández, hizo ayer una fuerte defensa del rol del Estado frente a la crisis global y en ese sentido se pronunció a favor de que adopte un papel más relevante con la concesión de créditos directos a las empresas sin la intermediación de las instituciones financieras.
Además, expresó la necesidad de "retornar al multilateralismo, a una democratización y, fundamentalmente, retornar a un mundo donde las reglas sean respetadas por todos los países que integran los organismos multilaterales".
"El Estado tiene que cumplir un rol aún más activo, porque estamos en una situación inédita de crisis", afirmó la mandataria durante la Cumbre de Líderes Progresistas que se celebró en la ciudad chilena de Viña del Mar.
Según Cristina, las instituciones financieras están recibiendo una inyección "permanente" de crédito nacional e internacional que no traspasan a las empresas, que quiebran y dejan en la calle a miles de trabajadores, que son también consumidores.
"¿Por qué entonces el Estado no interviene directamente en el fondeo de las empresas para sostener las fuentes de trabajo y que la gente pueda pagar sus hipotecas?", se preguntó la presidenta al proponer una "rearticulación del crédito" internacional.
Cristina fue categórica en su argumentación: sostuvo que el Estado "tiene que cumplir un rol activo porque el mercado está "knock out y le están contando y ya van por el número nueve".
Fernández, quien también participará en la cumbre del G-20 que se celebrará el próximo 2 de abril en Londres, apoyó la propuesta del primer ministro británico, Gordon Brown, de crear una línea de financiación previa de las exportaciones.
La presidenta, que el pasado año ordenó la nacionalización de los fondos privados de pensiones y de Aerolíneas Argentinas, denunció "la demonización del Estado como mal administrador".
En su discurso de 20 minutos, recordó que Argentina fue uno de los lugares donde se experimentó con mayor agudeza las desregulación total y absoluta, la privatización de los todos los recursos estratégicos del Estado. Y finalmente terminó con una explosión del sistema financiero argentino, muy similar a lo que pasa en las primeras economías del mundo", recordó.
Para estimular la demanda, Cristina defendió los aumentos salariales, ya que a su juicio "se requieren grandes, extraordinarias e inéditas soluciones" ante una difícil coyuntura que debe llevar, además, a una revisión de las instituciones internacionales.
En este sentido, criticó al FMI, que en los años 90 puso a Argentina como un modelo por su política privatizadora y tasas de crecimiento de más del 7%, pese a que el porcentaje de desempleo alcanzaba el 25%.
Por ello valoró las palabras del vicepresidente de EEUU, Joseph Biden,, quien el viernes le dijo en privado que "no vale cualquier crecimiento", según explicó Fernández.
Asimismo, cuestionó la función de Naciones Unidas al considerar que sus resoluciones se cumplen en el caso de países pequeños, como ocurrió con la invasión de Irak, pero cuando recaen sobre una potencia mundial "no pasa absolutamente nada".
