Finalmente el oficialismo logró aprobar el paquete de leyes económicas en la última sesión del año en el Senado. Minutos después de las 21, los legisladores convirtieron en ley la Reforma Tributaria, prorrogaron el impuesto al cheque y aprobaron el Presupuesto 2018.
La primera votación fue la de la Reforma Tributaria, que obtuvo 52 votos a favor, correspondientes al oficialismo y parte del justicialismo, 15 en contra y una abstención.
Minutos después fue el turno del Presupuesto, aprobado ccon los votos favorables del oficialismo y de una parte del Bloque Justicialista. Con 54 votos a favor y 14 en contra, el cálculo de gastos e inversión para el año próximo quedó sancionado.
Finalmente, la Cámara Baja aprobó la ley que prorroga el impuesto al cheque hasta 2022 y destina el total de su recaudación al sistema previsional. La ley fue sancionada con 65 votos a favor, 2 en contra y una abstención.
En el inicio del debate, Esteban Bullrich fue el senador de Cambiemos elegido como miembro informante para defender la llamada ley de leyes, con un discurso en el que expuso pocos números y eligió centrar en conceptos políticos: “Nuestra visión debe enmarcarse sobre los ejes que se ha fijado el gobierno nacional, terminar con la pobreza, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos”, recalcó y afirmó que “la pobreza es la peor vulneración de los derechos humanos”.
Asimismo, el ex ministro de Educación efectuó un repaso de las medidas tomadas por la administración de Mauricio Macri en el área social, como la ampliación de las asignaciones universales, la reparación histórica a los jubilados o el aumento del seguro de desempleo. También consideró como central la baja de la inflación y la reducción del déficit fiscal, y señaló que “no basta con reducir la inflación si no se reconoce la situación social”.
“La inflación, que estamos reduciendo, era el impuesto más dañino para el crecimiento y para aumentar el empleo formal”, aseveró en su discurso, y ratificó que el Presupuesto 2018 contempla “una caída del déficit para un crecimiento económico sustentable”.
En representación del kirchnerismo, Anabel Fernández Sagasti lo secundó en el uso de la palabra y dijo estar “sorprendida” por lo que calificó como “un discurso que pareció un conglomerado de frases inconexas”.
La senadora del bloque del Frente para la Victoria acusó al Gobierno de “representar los intereses de las grandes corporaciones”, y calificó el debate de las leyes económicas “como una maratón de ajuste falsa y mentirosa”.
Fernández Sagasti adelantó que su bloque de ocho senadores firmaría un dictamen de minoría, mientras que su par María de los Angeles Sacnun, con quien compartió el uso de la palabra, refutó los dichos de Bullrich al sostener que las políticas oficiales “vulneran” los derechos humanos “en lugar de atenderlos”.
Sin embargo, el discurso más duro por parte de la oposición fue el de Cristina Kirchner, quien retornó al Senado para cumplir su tercer mandato. La ex presidente solicitó una cuestión de privilegio para referirse a su pedido de desafuero y detención, ordenado por el juez Claudio Bonadio: “Los fueros no son de los legisladores, sino del cuerpo, del parlamento. El cuerpo, a través de los fueros, quiere custodiar que la votación, la voluntad del cuerpo, no sea alterada por elementos de la política. Entonces no pueden ser renunciados por ningún legislador. Debo tener muchos defectos, pero la incoherencia no es uno de ellos”, comenzó.
También se refirió directamente a Gabriela Michetti, vicepresidente de la Nación y presidente del cuerpo legislativo, a quien le aseveró: “No me gusta nada el gobierno que ustedes hacen”. Y defendió la firma del Memorándum con Irán mencionando lo hecho por Michetti en Qatar: “Fue un instrumento público, estatal, de derecho internacional que es similar al que usted firmó con Qatar”. Ante esto, la vicepresidente se defendió: “Para su aclaración yo no firmé el acuerdo con Qatar”.
Los cruces con Michetti no finalizaron ahí. Al pedir una cuestión de privilegio, Cristina Kirchner tiene, por reglamento, 10 minutos para hablar. Como se estaba extendiendo, la presidente del Senado la interrumpió para pedirle que finalice. Y la ex mandataria reaccionó: “Yo le voy a pedir algo: tanto que reclamaban mi presencia, 10 minutos o 15 minutos más para una cuestión tan importante… no les voy a demandar demasiado tiempo”.
“Es notable cómo su Gobierno dice qué oposición quiere. Es posible que a usted, al Presidente y al oficialismo no les guste el tipo de oposición que hacemos. Quiero decirle que a mí no me gusta el gobierno que ustedes hacen, no me gusta nada, pero los votaron y tienen que gobernar”, completó la ex jefa de Estado.