A lo largo de la mañana, la mayoría de los precandidatos a los distintos cargos desfiló por las escuelas sin demasiados inconvenientes. Pero cerca del mediodía, el clima se revolucionó en los dos departamentos en los que los representantes del Frente para la Victoria se disputaban la candidatura a las intendencias: Chimbas y Rivadavia.
Como se esperaba después de una campaña con roces y palabras cruzadas, en Chimbas, la jornada de los oficialistas, Mario Tello y José Camacho, terminó con enfrentamientos.
La contienda entre las personas que acompañaron a cada uno de ellos fue tan fuerte, que los precandidatos terminaron siendo custodiados por soldados mientras permanecieron en las escuelas a las que fueron a votar. El objetivo del personal de seguridad fue evitar actos de violencia.
A su alrededor, los fiscales de ambos bandos, estuvieron a las corridas controlando el funcionamiento de todas las mesas y hasta discutieron a viva voz. Entre las acusaciones recíprocas se escuchó el reparto de votos a los ciudadanos cerca de las escuelas en las que se desarrolló la elección y el corte y robo de boletas en los cuartos oscuros.
La contienda estuvo tan caliente que, en un caso, el enfrentamiento terminó a los gritos, por lo que un grupo de uniformados tuvo que intervenir y pedirles que salieran del establecimiento escolar.
Casi al mismo tiempo, en Rivadavia, los precandidatos a intendente del mismo partido, Elías Álvarez y Ana María López, se cruzaron en las urnas. Aunque ambos trataron de evadirse y mantenerse alejados durante varios minutos, terminaron saludándose con un beso. La situación quedó al margen de todos los pronósticos, ya que, a lo largo de la campaña, los precandidatos se mantuvieron separados y hasta evitaron reunirse en un debate.
En esas condiciones, ambos episodios le pusieron calor y efervescencia a la primera parte de la jornada electoral, que hasta ese momento, se había desarrollado casi sin sobresaltos.
Cerca del mediodía, el clima de las internas levantó temperatura

