De entrada unos choris como para amortiguar el hambre y bajar la adrenalina y después vinieron las tiras de asado regadas con un buen tinto sanjuanino. Así fue la recepción pasado el mediodía de ayer en el puesto de Gendarmería Nacional en Alvarez Condarco, que marcó el punto final del octavo Cruce Cordillerano que terminó ayer.
Luego de la nevada y del garrotillo, una especie de escarcha que caía del cielo del lunes, el día de ayer encontró a los expedicionarios en el refugio de Las Frías con una jornada a pleno Sol y con el calorcito apretando. Luego de un desayuno con mate cocido, acompañado con galletas y trozos de queso más manzanas calingastinas para algunos golosos, los jinetes se subieron a los animales a las 9 de la mañana y luego de una marcha sin contratiempos, la llegada a la Estancia Manantiales se produjo pasado el mediodía. Allí aguardaban las camionetas de las reparticiones oficiales del Gobierno de San Juan para transportar a la gente. Pero la salida se demoró todavía un rato más a la espera de las mulas cargueras, que transportaban buena parte de las pertenencias y equipos de los expedicionarios.
Afortunadamente no hubo caídas ni lesionados, luego de la experiencia del preparador físico del programa ‘Cuestión de peso‘, Sergio Verón, quien en la trepada del Espinacito sufrió una caída que le ocasionó una fractura en dos costillas, por lo que tuvo que ser auxiliado por un helicóptero oficial.
Ahora todo fue distinto y la alegría y la emoción por la tarea cumplida y por haber seguido los pasos del llamado Padre de la Patria, el general José de San Martín, que cruzó por suelo sanjuanino para dar libertad a Chile, embargó a los expedicionarios que, apenas bajaron de las mulas y de los caballos, se confundieron en abrazos y saludos, preparando la despedida.
Llegadas las cargueras, los expedicionarios se trasladaron hasta el puesto de Alvarez Condarco, donde la humareda del asado se divisaba a los lejos e invitaba para el festín que se iba a dar después.
Después de la comida y luego de pasar por Barreal, arribaron cerca de las 20 de ayer a la Ciudad de San Juan, expectantes del encuentro con familiares y amigos, ávidos de las anécdotas de la experiencia cordillerana.

