Sobre las 9.30 llegaba a Casa de Gobierno el mandatario bonaerense, Daniel Scioli, que en el lapso de un minuto enumeraba escuetamente a un puñado de periodistas las prioridades de la era K, sin dejar de pronunciarse sobre la proyección nacional de José Luis Gioja de cara a las elecciones presidenciales. El gobernador de San Juan es un "gran amigo", contaba Scioli a la prensa mientras el fugaz contacto era interrumpido cuando Gioja salía a darle la bienvenida al gobernador de Buenos Aires. Más tarde se acercaría el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, con más ánimo de diálogo que de acelerar el paso para llegar al Auditorio Juan Victoria.
En estricto secreto, los mandatarios alcanzaban a conversar en la sede del Gobierno sanjuanino hasta que llegara el momento de encender los vehículos que los trasladarían hasta el auditorio para exponer en el Congreso de Ciencia Política.
Allí, lo que empezó con una platea de varias butacas vacías terminaba con gente sentada hasta en las escaleras de los pasillos del Juan Victoria para escuchar a Néstor Kirchner asegurar que "el problema no es pensar distinto, el problema es no dejar pensar", en alusión a los partidos de la oposición.
Detrás del escenario, el nerviosismo no pasaba inadvertido cuando los encargados de garantizar la seguridad del ex presidente redoblaban esfuerzos en impedir cualquier acercamiento al lugar donde se reunieron por minutos las personalidades políticas, aprovechando un breve receso en la serie de disertaciones.
Mientras en los pasillos se escuchaban algunos roces entre encargados de protocolo de San Juan y sus pares del equipo de Kirchner, en el sector del público se repetían los intentos por despejar unos pasillos que se imponían como improvisados asientos.
Ni bien terminaba la serie de disertaciones pasado el mediodía, la caravana de vehículos que transportaban a Néstor Kirchner, Daniel Scioli, José Luis Gioja y demás figuras políticas abandonaban rápidamente el Auditorio Juan Victoria para dejar cuanto antes la provincia. Una urgencia más acentuada aún por el estado de salud de un amigo personal del gobernador bonaerense, que ayer fue sometido a una intervención quirúrgica.
En la ruta nacional 20, la premura no dejaba de advertirse mientras el convoy de políticos transitaba rumbo al aeropuerto de Las Chacritas. Aunque no había gran cantidad de autos viajando por la ruta, la movilidad que llevaba a los efectivos del grupo GERAS se encargaba de que ningún auto se acercara demasiado a la caravana que llevaba a las figuras políticas al aeropuerto. A tal punto que el vehículo de GERAS alcanzaba a cruzarse de carril para frenar el paso de cualquier auto que intentara pasar a los vehículos en los que viajaban los funcionarios.
Menos tiempo aún estuvieron en el aeropuerto. Ni bien llegaron tomaron vuelo, mientras la presencia de los dirigentes pasaba casi inadvertida por unos pocos pasajeros que hacían fila para confirmar sus vuelos. Desde el bufet del primer piso del aeropuerto, otros tantos pasajeros no llegaron ni a interrumpir sus conversaciones ante la presencia de los políticos que habían estado en el auditorio.
Distinta era la situación afuera del aeropuerto, donde efectivos de seguridad convivieron unos minutos con algunos curiosos que se acercaban a una zona vallada desde donde se observaba la pista de despegue, mientras la elite política abandonaba la provincia.

