-¿Qué recuerda de lo que le pasó?

-Yo llegué a las 11 de la noche a mi casa, mi señora estaba en Buenos Aires, mi hijo está viviendo con su novia así que estoy solo, el domingo a la noche me hice una ensalada de atún livianita y al otro día tenía que llevar el auto a la concesionaria para que le cambiaran las luces y también iba a pasar por el banco a depositar los dineros que tenía en la caja de seguridad, pero me ganaron de mano.

-¿La caja de seguridad de su casa?

-Sí, me dicen por qué tenía dinero en la casa. Y es algo que nos pasa a los argentinos, yo me acuerdo que estaba en un casamiento y me anuncian que Herman González había incautado todos los ahorros, ese día me tuvieron que llevar al hospital porque me dio una taquicardia porque uno tiene en el banco todo el esfuerzo y somos laburadores. Y ahí empecé a hacer una cajita. Y cuando a principio llega el alcalde de (la ciudad española de) Motril a Albardón, armamos un viaje, teníamos previsto ir con mi mamá a Motril porque iban a entronizar una imagen de la Virgen de los Desamparados.

-¿Usted es nacido en España?

-Nacido allá y vine al año y medio. Y ocurrió esto de tener las cosas en tu casa y nunca te imaginás.

-¿Cómo fue el minuto a minuto de lo que le ocurrió?

-Me levanto a las 7,30 siempre, pero ese día puse el reloj a las 8. A las 8 menos cuarto yo creí que estaba soñando y me despierto con golpe, un tipo con un revólver cromado y había otras dos personas robustas y me golpean, me tiran al piso y miro y estaba chorreando sangre, ahí me ataron violentamente y me piden la llave, la llave, la llave, de la cajita de seguridad. Me llevaron arrastrando y yo tengo un guardarropa y ahí adentro la cajita de seguridad. Me ataron con las piernas y las manos cruzadas ahí en el guardarropa.

-¿En planta alta?

-Sí, en planta alta están los dormitorios y en planta baja el comedor y la cocina. Y me pedían la caja de mi hijo y no la usaba porque no se podía abrir. Igual la trajeron y yo decía no tiene nada, y para colmo no podía hablar porque se me había pegado la lengua con el paladar por el impacto y le dije donde estaba la llave de la caja mía para abrir, la abrieron, se llevaron el dinero en un bolso negro y luego de retirada me decían "dónde está la rubia" que era mi señora, y la Betty tenía en el otro dormitorio un sobrecito con 500 pesos de ahorros, y se llevaron todo eso. Y justo yo estaba como de rodillas ensangrentado entero y me arrebataron la cadenita con el crucifijo. Y después un grandote vino y me empujó, me agarró con las piernas para arriba en el baño, en el lavamanos.

-¿Y la empleada estaba?

-Sí, estaba sollozando también sentada, en un silloncito del dormitorio. Después la ataron cuando nos encerraron a los dos en un baño y cortaron la manija del lado de adentro. Recién cuando se fueron los demás, pudimos salir después de 15 minutos entre los dos. Yo estaba colgado al revés.

-¿Cómo al revés?

-Arriba del lavamanos las piernas atadas y abajo las manos atadas con alambre y soga. Y a ella la habían atado de pies y manos al bidet. Y yo pude zafar de a poco, estuve como 10 minutos forcejeando, herido. Había un cepillo de secarse el cabello y lo partió la señora y queríamos girar el picaporte para abrir la puerta pero no pudimos lograr todo eso. Entonces yo tenía un pullover y me lo saco con la camisa, porque yo me acosté con pullover y camisa porque estaba solo y entonces me saqué la ropa e hice como una soga, y con una toallita de mano que tenía un metro y pico, y cuando vi la soga dije esta es la solución pero no me di cuenta que era una soga muy chiquita y no me iba a aguantar. Pude pasar por la banderola, y la até y la largué para el otro lado, y cuando me fui a deslizar para abajo en el acto pasé derecho y sentí cuando caí al piso como que se me desgarraba la columna de la carne. Y salí un poco como los sapos así, en dos piernas, como enano deforme, así pasé por la cocina, por las escaleras, no podía del dolor, y ahí la pude liberar a la señora. Y cuando bajamos con la señora ya estaba el amante de la señora ahí, un remisero, mi sobrino y un policía.

-¿Y cómo supieron?

-Es un tema de secreto de sumario. El que primero llega a la casa me dicen que fue el amante de la señora y yo medio violento con el policía le digo llamá al jefe de Policía para que tomen acciones. Ocurrió todo esto, y cuando lo veo a mi hijo ahí nomás se pone en contacto con especialistas en columna, me lleva el Coqui en su auto particular al CIMAC y de ahí en más toda la odisea seguida. Me sacan una tomografía, porque creían que podía tener problemas de aplastamiento de vértebras y de la médula, que podía tener una hemiplejia. Decidieron ellos que me iban a llevar a Buenos Aires, hablaron a la obra social de Luz y Fuerza que no me corresponde porque yo tengo Obra Social Provincia, pero como era una emergencia… La obra social me consiguió un avión sanitario, había problemas para conseguir el médico sanitarista, así que partí de San Juan como a las 9 de la noche y llegué a las 11 y pico a Buenos Aires.

-¿Usted estaba consciente de todo eso?

-Todo, sí, lo más grave que me pasó en mi vida fue el trayecto desde el aeropuerto de San Juan hasta que llegué al Hospital Italiano, yo quería que el avión se cayera para no sufrir más porque no aguantaba más. Después tomé contacto con el jefe de Policía, con el juez Zavalla Pringles y después me hicieron más declaraciones. Yo pude ver sobre mi hombro izquierdo un semblante de las dos personas que estaban encapuchados, había también dos sin capucha y no sé si un quinto.

-¿Los pudo ver?

-De reojo, nunca frente a frente, como una imagen pasajera así.

-¿A usted lo despertaron a los golpes, en ningún momento con intenciones de negociar?

-Así es, pidiéndome la llave, la llave. No sé si estaban drogados, si eran principiantes porque creo que los profesionales no actúan de esa manera. Me queda, para la gente lo digo, que a mí me pasó esto por el exceso de confianza. La confianza mata al hombre.

-¿Usted desconfía de sus empleados?

-Por cómo se movían en la casa que conocían como si hubieran estado siempre, alguna entrega hubo. No sé si eran parte de la banda o han vendido información.

-¿Incluye a la empleada de ese momento?

-A todas. Me parece que el hombre la persigue mucho hablando por teléfono, no sé, a lo mejor puede ser el amante y la empleada ni sabía, no sé porque yo me voy a las 8 de la mañana y hasta las 3 de la tarde no vuelvo a mi casa.

-¿Ella no trabaja más con usted?

-No. He llamado una persona que conozco y de confianza.

-¿Temió que lo mataran?

-Sí. Cuando le ví la cara descubierta… porque el que va a cara descubierta va a eso.

-¿Y después de que usted cae, ahí no temió por su vida al verse herido?

-No, sé que estaba vivo, que tenía miedo de abrir la puerta y de que me gatillaran. Tenía miedo que volvieran.

-¿Emocionalmente cómo fue?

-Duro, el domingo lloré mucho por los mensajes que me mandaban.

-¿Supo que hubo muchas versiones distintas sobre lo que le pasó?

-Me han dicho. De amantes, de enemigos. Mire yo al gremio entré a los 19 años, desde el último puesto y llevo 5 periodos como secretario general y eran luchas fraticidas las de antes y nosotros nos uníamos todos para crecer. Entonces, todo paz y armonía. Yo ando por la calle sin problema…

-¿No teme quedar entrampado en pulseadas empresarias?

-No, no tiene nada que ver. Estamos avanzando con el trabajo de la energía y no es fácil porque la empresa depende su tarifa del EPRE y hace poco le impusieron multa, tenemos excelente relación con la empresa. A mí me han dicho que dentro de todas las empleadas sospechadas una tiene antecedentes de prostituciones, de las 7 del último año.

-Usted ve que la inseguridad no es una sensación…

-Tenemos que bregar porque haya una Policía acorde tecnológicamente a los tiempos que vivimos. Tiene que hacer una inversión fuerte. Le tenemos que ganar a los que están fuera de la ley.

-¿No cree que ciertos funcionarios menosprecian el problema de la inseguridad?

-Creo que con lo que me ha pasado a mí todos van a tener que tener precaución.